Después de un mes de que en Medellín se le diera vida a la primera y única Unidad Forense Veterinaria del país, en la universidad Uniremington, a la institución le llegó el primer caso de gran impacto para investigar: la muerte de un cóndor en territorio ecuatoriano.
El ejemplar (de nombre Amy, de ocho años de edad, al inicio de su condición reproductiva) murió el pasado 12 de diciembre en la región de Cotopaxi, al parecer envenenado, según Diego Medina, representante del Ministerio del Medio Ambiente de ese país e integrante del Grupo Nacional de Trabajo por el Cóndor Andino, que lucha por la conservación de esta especie, considerada en estado crítico de extinción.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la cataloga como especie casi amenazada, por la pérdida de su hábitat y el envenenamiento por la ingesta de animales intoxicados o de cebos envenenados.
“El cóndor fue encontrado en una zona en la que los agricultores han tenido conflictos con los felinos porque les atacan el ganado, y los han estado envenenando; y el cóndor, al comer la carroña del felino, pudo haberse envenenado también”, dijo Medina, que en su afán de precisar con más exactitud si esa fue la causa real del deceso, exploró muchos caminos en Latinoamérica y encontró en la unidad forense de Medellín la mejor opción para el caso.
En su país, dice, hay una población de solo 120 individuos y hay mucho interés en protegerlo, pues es una especie muy importante para el ecosistema.
“Nosotros le hicimos la primera necropsia y determinamos que no tenía lesiones ni inflamaciones que sugirieran una caída; tampoco presentaba orificios por perdigones o disparos”, aclaró el funcionario ecuatoriano. Y reveló el dato más preocupante: en el último año, en Suramérica, han muerto 120 cóndores, lo que considera una tragedia.
Con toda la técnica
Julio César Aguirre, médico veterinario forense y vicepresidente de la Asociación Colombiana de Medicina Legal y Ciencias Forenses, señaló que el hecho de que Ecuador confiara en la unidad de la Uniremington, de la que también es director, implica un reconocimiento a las capacidades científicas para este tipo de casos.
“Amy murió por causas violentas, y cuando esto ocurre la investigación le corresponde a Medicina Legal. Acá no trajeron el animal sino muestras de tejido y con eso es suficiente para la investigación, que estará lista en unos diez días”, dijo Aguirre.
Contó que aunque la unidad forense veterinaria, a nivel del país, ha ayudado en 400 investigaciones por maltrato animal y ha investigado unos 5.000 casos en Antioquia.
“Contamos con una unidad de Imagenología y recursos técnicos y humanos para hacer un trabajo riguroso”, aseguró.
Antioquia, sin cóndores
En todo Suramérica, de donde es la especie, hay una población cercana a los 10.000 cóndores. En Colombia hay unos 150 individuos ubicados en los páramos cundiboyacenses y en la Sierra Nevada de Santa Marta.
En Antioquia, asegura Víctor Vélez, biólogo de la Subdirección Ambiental del Área Metropolitana, no se registra la especie. “Hay indicios de que sí los hubo, porque encontramos lugares con nombres como el Cerro del Cóndor. Se han hecho intentos de poblamiento en los páramos de Belmira y Sonsón, sin resultados”, apunta Vélez.
En Colombia, incluso, hay georreferenciación. Con ese mismo sistema se ubicó a Amy, identificada con el número 7 de un total de 10 que son monitoreados en Ecuador.
“En Colombia, el cóndor está en la cúspide trofodinámica, es nuestra ave insignia, y también se han presentado muertes, lo que significa una tragedia. Por eso seguimos trabajando para recuperar la especie”, anotó Vélez y explicó que el Amva acompaña esta investigación para garantizar la transparencia en la llegada de las muestras de tejido al país .