Calidad del aire en el Aburrá sufre deterioro, tras 17 días de mejoría

La reactivación del tráfico pesado, en su mayoría para la entrega de ayudas, así como condiciones atmosféricas, inciden en el fenómeno. Experto sugiere un nuevo enfoque.

La buena calidad del aire que venían disfrutando los residentes del Valle de Aburrá se ha visto afectada en los últimos días. FOTO: EDWIN BUSTAMANTE.

Calidad del aire en el Aburrá sufre deterioro, tras 17 días de mejoría

Cinco de las 22 estaciones de monitoreo de la calidad del aire que tiene el Valle de Aburrá alcanzaron en la tarde de ayer el color naranja, un nivel dañino para la población, aún pese a la época de lluvias y al aislamiento que tiene frenada la mayor parte del parque automotor, factores que incluyen en la reducción de contaminantes.

La red instalada por el Sistema de Alerta Temprana (Siata) había mostrado desde principios de abril un comportamiento favorable, incluso se llegó a registros en algunos puntos de la ciudad de 6 microgramos por metro cúbico de material particulado (PM) 2.5, mínimos que no son habituales en la región.

La mayoría de las estaciones permanecieron en verde hasta el lunes pasado, incluso debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de la salud: 13 microgramos por metro cúbico de PM 2.5.

Las razones del deterioro

Carlos David Hoyos, director del Siata, explicó ayer a través de redes sociales a qué se puede deber que desde este 16 de abril se esté registrando un incremento en los niveles de contaminantes.

Según el experto, hay que tener en cuenta tres factores para entender el fenómeno: emisiones locales de contaminantes, transporte regional y condiciones meteorológicas.

“Con la reactivación de las obras de infraestructura pública desde el lunes (12 de abril), junto con la cadena de abastecimiento activa y la entrega de ayudas, buena parte del parque de camiones y volquetas está en actividad, con lo que eso implica en emisiones”, indicó Hoyos.

Por ello, subrayó, en las estaciones de tráfico hay picos entre las 7:00 y las 10:00 a.m. que no estaban ocurriendo en las primeras semanas del aislamiento obligatorio. De hecho, el Siata mostró ayer que en Caribe y en el Museo de Antioquia, con alto tráfico, son los que mayores niveles de PM 2.5 registran.

Hoyos también manifestó que hay presencia de aerosoles en la atmósfera que se han evidenciado con mapas satelitales. Además, dijo, a pesar de estar en temporada de lluvias hay unos “pulsos secos” que permiten la reactivación de incendios en el norte y Venezuela.

“Tenemos aportes internos importantes, más aportes externos. ¿Por qué no se han dispersado fácilmente los aerosoles los últimos días? Las condiciones meteorológicas de días anteriores (14 y 15 de abril) no han sido favorables para que asciendan los aerosoles fuera del Valle de Aburrá”, indicó Hoyos.

Buscar nuevos parámetros

En opinión de Álvaro Bastidas, doctor en Física y coordinador del Grupo de Investigación Láseres y Espectroscopía Óptica de la Universidad Nacional, en Medellín todavía falta mucho por investigar del fenómeno.

Ofreció los millones de datos que su equipo recopiló, cada 15 minutos, de lo que ocurre en la atmósfera desde 2009, para aportar en las soluciones.

Explicó que más allá de medir el PM 2.5 o 10, cosa que hace el Siata, se debe acompañar esa información de un análisis de la evolución atmosférica, transporte o de contenido fisicoquímico de esas partículas, “que es lo que pone en riesgo la vida”.

“Debemos saber qué ocurre globalmente e identificar qué partículas permanecen más en Medellín y cuáles son tóxicas y, según eso hacer sugerencias para la industria, los automotores y las actividades humanas, que también suman a la densidad del aire”, dijo.

Bastidas dijo que los ciudadanos no son siempre los culpables de la alta densidad del aire y por eso sugirió que se estudien más las dinámicas atmosféricas.