En un año atípico como 2020, las autoridades de Antioquia han tenido que sortear con temas como la temporada seca, la llegada de la pandemia del coronavirus y la temporada de lluvias, que han causado afectaciones económicas, de movilidad, salubridad, entre otras, en las diferentes subregiones.
Estos episodios han puesto a prueba la capacidad de Antioquia en cuanto a la gestión del riesgo y la atención de emergencias, como la originada por la covid-19, que ha dejado más de 255.000 afectados en todo el departamento, 211.000 (82 %) en el Valle de Aburrá.
Jaime Enrique Gómez Zapata, director del Departamento Administrativo de Gestión de Riesgo de Antioquia (Dagran), habló con EL COLOMBIANO y resaltó los retos que se han presentado este año desde esa entidad, que llega a los 125 municipios antioqueños, así como los logros alcanzados en esa materia.
Según la entidad, en 2020 se reportaron varias emergencias en Antioquia, entre ellas 213 incendios de cobertura vegetal en su mayoría de menor tamaño y 46 estructurales, 103 inundaciones, 164 movimientos en masa, 89 vendavales, 18 avenidas torrenciales, 14 crecientes súbitas, y 12 colapsos estructurales para un total de 646 emergencias.
Para apoyar la atención de emergencias por temporada de lluvias y otros eventos, desde el Dagran se detalló que se han trasladado recursos del Fondo Departamental de Gestión del Riesgo a varios municipios, entre ellos Apartadó, Arboletes, Turbo, Vigía del Fuerte, Urrao, Fredonia, y Dabeiba por un valor de $2.500 millones.
Además, se han implementado estrategias como el Sistema de Alerta y Monitoreo de Antioquia, Sama, en 15 municipios para reducir el riesgo. Para esta estrategia se priorizaron aquellos afluentes que representan un alto riesgo para la población por avenidas torrenciales o inundaciones, que serán monitoreados las 24 horas. Para este proyecto se invirtieron alrededor de $1.000 millones.
Por otro lado, se hicieron capacitaciones para actualizar la Estrategia Municipal de Respuesta a Emergencia, Emre, con énfasis en riesgo biosanitario y epidemiológico a través de encuentros en las 9 subregiones; así como 251 asesorías técnicas por parte de geólogos e ingenieros en 95 municipios.
¿Qué ha aprendido el Dagran de todo lo acontecido en 2020?
“Este año ha sido un reto muy grande que empieza desde el trabajo articulado junto al gabinete departamental, las entidades descentralizadas y, sobre todo, con los diferentes alcaldes.
Comenzamos el año en temporada seca, con desabastecimiento en el Urabá, luego con el tema de la covid-19 en el que brindamos acompañamiento a las comunidades, y posteriormente se presentó la temporada de lluvias, con diferentes situaciones como avenidas torrenciales, movimientos en masa.
Ha sido un trabajo difícil lidiar con estos temas, pero hemos tenido logros este año. Uno de ellos fue iniciar el sistema departamental de alertas tempranas, herramienta que nos ayuda a reducir la vulnerabilidad de las comunidades; otro logro fue el fortalecimiento de la estructura administrativa del Dagran”.
¿Qué implicó el cambio de nombre de la entidad?
“Dapard (Departamento Administrativo del Sistema para la Prevención, Atención y Recuperación de Desastres) hacía mención a la atención y prevención de desastres que son términos que dejaron de existir con la ley 1523 de 2012 y pasa a hablarse de gestión del riesgo de desastres.
Este cambio de nombre es importante ya que no es solo cuestión de atender desastres, evolucionamos a la gestión del riesgo como Dagran y nos concentramos en darle más fuerza a los procesos de conocimiento y reducción del riesgo, con el fin de evitar que se materialicen todos estos fenómenos amenazantes.
Así hemos mejorado la estructura administrativa, por ejemplo, creando la dirección de conocimiento y reducción del riesgo, y la dirección de manejo de desastres”.
¿Cómo ha sido el papel del Dagran frente a la emergencia sanitaria?
“Por medio del Consejo Departamental de Gestión del Riesgo se recomendó la declaratoria de calamidad pública, que se hizo efectiva el 13 de marzo. Esa medida requería un plan para la recuperación, por lo que se creó el Plan de Acción Específico para contener y atender la emergencia sanitaria por la covid-19 que tiene tres frentes.
El primero fue el de respuesta inmediata, en el que la Gobernación de Antioquia lideró temas como expedición de decretos, así como la entrega de ayudas humanitarias, agua potable, alcohol y asuntos como telecomunicaciones, seguridad y transporte.
Otro es el de recuperación temprana, que contempla acciones para tener oferta institucional y red de comunicaciones para eliminar el riesgo de desastres, además de la gestión del riesgo para construir una guía que incorpore el riesgo de origen biosanitario y epidemiológico.
Por otro lado está la recuperación para el desarrollo, con el que se fortalecen las capacidades de respuesta de los municipios en relación con nuevos escenarios de riesgo a futuro, así como la realización un plan de recuperación económico en todos los sectores, planeando acciones como se hizo con el seguimiento a la cosecha cafetera, garantizando que no hubiera contagios durante ese evento”.
¿Cuánto presupuesto ha usado el Dagran este año?
“A través del fondo departamental de gestión del riesgo este año hemos ejecutado aproximadamente 23.000 millones de pesos, teniendo en cuenta que el gasto aumentó en el marco de ese plan para la recuperación, y que las secretarías inyectaron recursos para ejecutar acciones en pandemia con nuestro apoyo.
A pesar de lo significativo de la cifra, lo más importante no es solo tener un recurso económico, sino también acciones de conocimiento y reducción del riesgo de desastres. Por eso, se han fortalecido los consejos municipales de gestión del riesgo en su normatividad, implementos y protección financiera, para que sepan identificar sus fenómenos amenazantes, y puedan tomar las acciones de reducción de riesgo necesarias.
Ese fondo tiene recursos, pero cada uno de los municipios es el responsable de atender las emergencias que se presenten. Funciona de la siguiente manera: hay un evento o fenómeno que genera algún desastre, cada municipio tiene un consejo municipal de gestión del riesgo y también tiene un fondo municipal de gestión del riesgo, el cual debe ser usado en primera instancia en la atención inmediata.
Una vez que este municipio supera la capacidad de respuesta frente a la emergencia, ahí es donde piden el apoyo al Dagran. Nosotros entramos a actuar como un complemento a la atención inicial que ya se dio de una forma subsidiaria para apoyar estas emergencias”.
¿Está preparado el departamento para un desastre de grandes magnitudes?
“Las capacidades de respuesta están, pero creo que nadie está preparado para un gran evento de esos. Nosotros trabajamos en la preparación y lo más importante es generar capacidades locales para que cada municipio tenga conocimiento y capacidad no solo económica sino intelectual y administrativa de enfrentar esas situaciones.
Lo más clave es que los municipios tengan conocimientos desde la parte legal de gestión del riesgo: el tema financiero desde el ámbito operativo; que cuenten con planes de gestión del riesgo actualizados y estrategias de respuesta a las emergencias”.
¿En qué trabajará el Dagran pensando en 2021?
“Esperamos que estos proyectos de conocimiento del riesgo que logramos empezar, especialmente el segundo semestre del año, podamos implementarlos, fortalecerlos y replicarlos en todos los municipios antioqueños, con lo que seguiremos fortaleciendo la reducción de los riesgos y, a su vez, las afectaciones a las personas en el departamento. Vamos a trabajar muy duro para lograrlo el próximo año”.