Una bola de algodón, muy blanca, con un cuello largo y una cabeza pequeña negra que termina en pico. Es un rey gallinazo de 26 días que aletea y grita y mete el pico en los pequeños huecos de la nacedora, su hogar por estos días.
–Es un comelón –dice Marta Yarce, la cuidadora–. Acabó de comer y está pidiendo más. Ya hasta me picotea, como diciendo ‘a ver, pues, mi comida’.
Todos los días crece. En la mañana del martes pesaba 353 gramos, en la del lunes 349, en la del domingo 346, antes 338.
Marta llega a las 6:00 de la mañana y entre sus labores está revisar al rey, pesarlo, escribir en un cuaderno y pesar igual el alimento, porque entre más grande, más comida necesita: ya está en 7.2 gramos, cinco veces al día.
Darwin Ruiz, el nutricionista, dice que lo alimentan con una dieta de pinkies, que son las crías de los ratones. Se los come picados. Y aunque ya está comiendo solo, para cuando estaba más bebé se inventaron un títere en foamy con las características de su mamá, incluyendo el pico rojo y las carúnculas –que al rey bebé le saldrán cuando esté más grande, por ahora es de pico liso–. Con el títere, ayudados de una pinza, le iban dando la comida, como lo haría su mamá en la vida real.
Ideas para no improntarlo, es decir que no se acostumbre mucho a los humanos.
De todas maneras, y si bien él no sabe –también puede ser ella, no se ha determinado aún–, se llama Ícaro, como lo puso Marta, quien además de darle la comida lo saca a tomar el sol para que reciba la vitamina D que requiere para una buena formación de los huesos.
–¿Ícaro?
–Sí. Me parece un nombre fuerte. Buscamos nombres, me propusieron varios y ese me pareció el más bonito.
Ícaro, en la mitología griega, es el hijo del arquitecto Dédalo, que se acercó tanto al sol que las alas se le derritieron.
Aprendizajes
Es la primera vez que en el Santa Fe nace un rey gallinazo, y por eso cada paso es un aprendizaje. En otras ocasiones la hembra que hay en el Santa Fe, entre dos machos que la acompañan, rompió los huevos. Esta vez, después de que se dieron cuenta de que hubo cópula, sacaron el huevo, lo metieron en la incubadora, a los 56 días empezó a picar y dos días después terminó el proceso de eclosión, con Ícaro.
No se había hecho antes, expresa el nutricionista, porque no se había establecido un protocolo para reproducción de este animal. Ahora el zoológico hace parte del proyecto de cría en cautiverio del cóndor de los Andes, y Darwin se ganó una beca para ser entrenado en el proceso de reproducción.
Los reyes gallinazos son una especie distinta a estos cóndores, pero hacen parte de la misma familia.
La reproducción del rey gallinazo, que si bien no está en peligro de extinción, sí está en riesgo, en tanto también, como creen de los cóndores, hay gente que dice se llevan a las vacas en sus garras, entre otros mitos, y tienden a matarlos, les ayuda a entrenarse para cuando llegue el momento de la reproducción de un cóndor de los Andes.
También, dentro del aprendizaje y la investigación, llevan un registro juicioso del proceso, y la intención es hacer una publicación científica.