Después de comerse un plato de sancocho, de ajiaco o una cazuela de fríjoles, es común escuchar a las personas decir: “Quedé listo para una siesta”. Y es que luego de comer, cuando se queda lleno, algunas personas quedan en estado de somnolencia, con sueño.
Esto podría ser por muchas causas. La primera, según explicó el doctor Javier Puertas al diario La Vanguardia, existe un primer factor que no tiene que ver con el tipo de comida ni por quedar lleno. Se trata del reloj biológico.
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Los ciclos circadianos, que son aquellos que regulan el organismo en función de las horas de luz y de oscuridad, marcan dos momentos de somnolencia al día. El primero es por la noche y el otro unas 8 horas aproximadamente después de haber despertado.
El segundo factor relacionado con la sensación de sueño luego de comer está ligado al proceso de digestión. Aunque se cree que luego de comer el flujo sanguíneo se desvía hacia el estómago para la digestión y dejaba órganos como el cerebro con menor cantidad de sangre, se comprobó que realmente lo que influye es otro fenómeno relacionado a la absorción de nutrientes.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester liderado por Denis Burdakov, constató que al pasar la sangre, la glucosa procedente de la comida produce una disminución de las orexinas, hormonas encargadas de la estabilización del estado de vigilia y de mantener el cuerpo alerta. Esto quiere decir que a mayor consumo de alimentos con alto contenido de glucosa, mayor será el sueño que una persona puede experimentar.
Los científicos también determinaron que el consumo rico en proteína aumenta la actividad de las neuronas productoras de orexinas y mantener el organismo despierto durante más tiempo. Así que el tipo de alimentos puede influir en si sentirá cansancio o estará más activo.
La somnolencia después del almuerzo se conoce como sueño posprandial (del latín pos, después, y prandium, almuerzo o comida). Se caracteriza por una sensación de pesadez, cansancio excesivo, confusión y falta de concentración, explicó el argentino Santiago Plano, doctor en Ciencias Básicas y Aplicadas a National Geographic.
Esto afecta el desempeño de las personas en la resolución de tareas, tanto ejecutivas como físicas, registrar un déficit de desempeño laboral y tener más riesgos de tener algún accidente.
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Para prevenir la somnolencia, el experto asegura que se puede optar por una comida sencilla, evitar la sobreingesta de grasas y azúcares, tomar café para aumentar el estado de alerta y hacer actividad física, como una caminada corta.
También es saludable realizar una corta siesta, que no dure más de 20 minutos, para disminuir los efectos de la fatiga y recomponer el estado de alerta del cuerpo de una manera orgánica.