<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

No es bueno preguntarles a los niños si ya tienen novio

Puede afectar su concepto de amistad y evitar que desarrollen habilidades clave para la vida en sociedad.

  • Durante la infancia los niños conciben como a amigo a todo aquel con el que comparten momentos de juego. FOTO JAIME PÉREZ.
    Durante la infancia los niños conciben como a amigo a todo aquel con el que comparten momentos de juego. FOTO JAIME PÉREZ.
19 de junio de 2022
bookmark

Créalo: lo que vivió durante la infancia ha marcado gran parte de sus experiencias en la juventud y la adultez. Los primeros años de vida son determinantes para el futuro de un niño, pues es cuando realiza su desarrollo cerebral, consolida su capacidad de aprendizaje, afianza nociones y conceptos del mundo.

A raíz de esa certeza, ampliamente estudiada por los psicólogos, se sabe que el acompañamiento de padres y cuidadores resulta crucial en el proceso de crecimiento. Cuestiones tan simples como un gesto, una palabra o una pregunta son observados con lente de aumento por los científicos, con el fin de evaluar qué consecuencias podrían tener a futuro y sugerir evitarlos o modificarlos, según sea el caso.

Preguntarle a un niño o niña, que apenas está entre los 6 y los 11 años de edad, si tiene novio o novia, aunque parta de intenciones nobles o jocosas, puede tener repercusiones importantes en cómo el niño se desenvuelve en sociedad: puede hipersexualizarlos (lo que puede desencadenar situaciones de abuso), afectar la relación con sus pares del sexo contrario (lo que puede profundizar las brechas de género) y, fundamentalmente, desencadenar cambios abruptos en su concepto de amistad.

A quién llaman amigo

La manera como los niños, niñas y adolescentes entienden el concepto de amistad cambia conforme pasa el tiempo porque depende, en gran medida, de su etapa evolutiva. ¿A quién se atreven a llamar “amigo”?

Durante la primera infancia (de 0 a 6 años), los niños consideran que un amigo es aquel con el que juegan un rato, así sea por la ventana, explica la psicóloga Martha Cecilia Gutiérrez, magíster en Educación y Desarrollo Humano, jefa de posgrados de la Facultad de Psicología de la Universidad CES. “Además, también lo hacen por imitación, porque se lo escuchan decir a los adultos, ‘este es tu amiguito’, ‘¿quieres jugar con tu amiguito?’”.

A medida que avanzan en el proceso de crecimiento, la definición del concepto se complejiza y se une a factores como las expectativas personales, la confianza, el compartir íntimo y los espacios diferenciales (hay amigos en el colegio, amigos del barrio, amigos producto de una actividad extracurricular, etc.).

En la edad escolar avanzada (entre los 11 y los 16 años), los niños construyen un concepto de amistad más cercano al que se tiene en la edad adulta. Amigo es el par con el que se identifica, con el que se siente bien, del que recibe retroalimentación positiva y con el que empatiza. “Ahí es cuando ya hablan de ‘mejores amigos’, distinguen entre una amistad más profunda y una más eventual”.

La amistad es fundamental en esta etapa, porque a través de ella se logran procesos de desarrollo psicosocial importantes como el identificarse con el otro, sentir empatía, compasión, “que me duela o me alegre lo que le pasa a ese otro, condolerme”.

Así mismo, se asume que hay normas en las relaciones interpersonales, unos acuerdos de respeto. “Si esto no se desarrolla en la edad escolar, es muy difícil que se desarrolle en la adolescencia o en la adultez”.

Hay que cuidar la amistad

Trastocar el proceso de evolución del concepto podría implicar, primero, afectar la creación de habilidades sociales importantes para la vida en comunidad.

La amistad es la relación de la edad escolar, no lo son las relaciones amorosas, por eso “si empezamos a fomentarlas y les decimos bésense, tómense de las manos, este es tu novio, tu novia, vamos a estar haciendo una obstrucción del desarrollo y estaremos tergiversando sus relaciones”.

De otro lado, la pregunta por el noviazgo a temprana edad puede dejarles a los niños la idea de que no pueden tener una relación de amistad, sino que al jugar con sus pares (sobre todo de sexo contrario) la relación pasa a ser algo más.

Así lo explican Mireia Orgilés, experta en Tratamiento Psicológico Infantil, y José Pedro Espada, catedrático de Psicología, en el artículo ¿Tienes novia? Por qué nunca debemos hacerle esta pregunta a un niño, publicado en The Conversation.

“Les instigamos a esquivar a los amigos de distinto género para evitar comentarios jocosos del resto del grupo. La inocente pregunta ¿quién es tu novia? puede generar rechazo en un niño de 8 años hacia la amiga con quien comparte juegos”. Quieren evitar comportamientos que a esa edad les avergüenzan, como darse un beso o tomarse las manos, un hecho que contribuye a ampliar las brechas de género entre hombres y mujeres.

Finalmente, queda de manifiesto una hipersexualización innecesaria en los menores de edad, otorgándoles una visión adultocéntrica de sus relaciones personales.

De acuerdo con la especialista en Psicología Clínica y Autoeficacia Personal de la Universidad El Bosque, María Paula Aguilera, acelerar estos procesos puede normalizar en los niños ciertas conductas como que un adulto les haga comentarios sexuales o se les acerque con intenciones de abuso. “Creen que pueden permitirlo porque ‘es molestando’, poniéndolos en riesgo de situaciones relacionadas con abusos de autoridad, sexuales y físicos”.

¿Cómo hacerlo bien?

Antes que tratar de evitar a toda costa la pregunta o tocar el tema con ellos, es necesario hacer un matiz, pues es cierto que los niños, sin que se les motive explícitamente a ello, tienden a imitar aquellos comportamientos y actitudes que observan en los adultos.

De ahí que hacer preguntas en un contexto de juego de roles, precisa Gutiérrez, puede no tener implicaciones graves. “Si se trata de un juego no hay problema, ellos también se aventuran a ser médicos, profesores, mamás o papás, y en ese sentido juegan a ser novios o novias. De nuevo, lo que no es necesario es fomentar ese tipo de relaciones”.

Ahora bien, si como padre, madre o cuidador desea establecer confianza con los niños y adolescentes, lo importante es hacer preguntas más encaminadas hacia las rutinas. Decir, por ejemplo “hoy tenías esta clase, ¿cómo te fue?”.

Según apunta la psicóloga Aguilera, hay que hablar desde acciones y no desde preguntas ambiguas como “cómo estás” o “cómo te fue hoy”. Hay que preguntarle cómo se siente con determinadas amistades, qué esperan de ellas y enseñarles conceptos importantes como el consentimiento y los límites. “La clave es acompañarlos en esos momentos en los que suelen haber emociones difíciles, más aún, hay que estar ahí desde que comienzan a formar lenguaje, hay que hacerles entender que en el cuidador encontrarán un espacio seguro y de confianza”.

Así pues, aproveche su rol de autoridad para fomentar en ellos las relaciones de amistad y no las amorosas, sobre todo porque el apoyo social entre pares es uno de los factores protectores más importantes para el bienestar psicológico, además las interacciones amistosas les facilita desarrollarse como personas solidarias, cooperativas, que desean aportar positivamente a la sociedad.

Tenga en cuenta:

1. Recuerde que la amistad es la base clave para la construcción de buenas relaciones a futuro.

2. Enmcarcarlos o incitarlos a tener relaciones de pareja puede ponerlos en riesgo de abuso.

3. Para evitar burlas, elegirían relacionarse solo con su mismo sexo, profundizando brechas.

4. Si desea saber más de ellos en ese sentido, pregunte mejor: qué esperas de esa amistad.

5. Desde pequeños hágales saber que pueden confiar en usted. Ellos mismos le contarán.

El empleo que busca está a un clic

Te puede interesar

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD