Luego de presentarse en el concierto organizado por la Alianza Francesa de Medellín para celebrar la francofonía, el cantautor congoleño Lionel Kizaba compartió con un grupo de estudiantes del colegio María Mazzarello. En dicho encuentro, el músico les habló a las estudiantes del origen de su vocación artística —que creció gracias a la influencia de su abuela y de un tío músico—, de las costumbres del Congo, de las diferencias entre los dos países africanos que se llaman así, de la riqueza cultural de su región natal y del afrofuturismo.
Todo esto lo habló el músico en francés, al tiempo que una de las trabajadoras de la Alianza Francesa hacía una traducción libre que permitiera a las muchachas familiarizar su oído con las palabras francesas y las formas de pronunciarlas.
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Conocido en el circuito de los amantes de la World Music —las músicas del mundo que han ganado espacio en las audiencias globales—, Kizaba ha sido uno de los primeros artistas en mezclar los ritmos congoleños con la música electrónica y con algunos elementos del jazz.
En este camino, uno de sus referentes más claros es el cantautor nigeriano Fela Kuti, responsable de marcar un antes y un después en la popularización del funk, el jazz y el blues en el continente africano. En el caso de Kizaba su propuesta recibe el nombre de afrofuturismo, porque sus composiciones son una fusión del francés, el inglés, el kikongo y el lingala. Sin embargo, aunque estas palabras a simple vista parezcan extrañas, en realidad el afrofuturismo no es nada extraño para el oído latinoamericano.
El mismo Kizaba cuenta que el año pasado, en una anterior visita al país, estuvo en el festival Circulart. Allí, en una jornada dedicada a las músicas del Pacífico colombiano, escuchó ciertos sonidos que en un momento le parecieron congoleños. Todo el asunto encajó al darse cuenta de que se trataba de géneros hechos por afrodescendientes. De ahí surgió la idea de hacer un proyecto musical con artistas de esta región.
Uno de los momentos divertidos del encuentro fue cuando Kizaba reprodujo en el sistema de video del salón de la Alianza Francesa su canción Soso. En el videoclip de este tema se ve a un hombre con un pollo en las manos. Una vez acabó el video el artista les contó a las estudiantes que la letra de la canción se le ocurrió cuando el precio de la carne de pollo llegó a las nubes en el Congo, haciendo que esta proteína saliera del menú diario de muchas familias.
Uno de los efectos del lanzamiento de la canción fue que el precio de la carne de pollo bajara a nivelas más aceptables para las economías de sus compatriotas. Al menos esto fue lo que contó Kizaba en esta ocasión. Más allá de las risas que provocó en las muchachas, la anécdota revela la conexión del multinstrumentista con el Congo.
A pesar de vivir hace más de una década en Canadá y de hacer su carrera en otros países, Kizaba alimenta su arte de las vivencias cotidianas de sus compatriotas.