Hernán Octavio Moreno Mora acaba de graduarse como ingeniero matemático en la Universidad Eafit. Su nombre se ha hecho viral no por este hecho en sí, sino porque Don Hernán –como le decían sus compañeros de carrera– tiene 77 años.
Pero antes de llegar al grado de Hernán hay que devolverse varias décadas en su historia.
“En mi primera juventud empecé a estudiar en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, Geología. A la escuela de minas llegó un computador IBM 1620 (estamos hablando de 1965) nos ofrecieron una materia electiva llamada Programación en Fortran y eso me fascinó, el tema de la programación y los computadores y eso le dio un vuelco a mi vida”, contó.
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Tan fue así que Hernán no terminó su tesis en Geología y no se graduó.
“Y no me he ganado un peso en la vida con la geología, ni siquiera me he tomado un tinto”, cuenta entre risas en un video que compartió en su cuenta de Instagram la Universidad Eafit y que se acerca ya a las 40.000 reproducciones.
La jubilación y la decisión de estudiar por pasatiempo
Toda la vida profesional de Hernán giró entonces en torno a los sistemas, incluso trabajó con nosotros, en EL COLOMBIANO entre 1999 y 2011 en el área de informática y escribía la columna Gente de tecnología.
En 2015 terminó su vida laboral, “yo dije: ¡aleluya!, voy a disfrutar de la vida, a leer, a oír música, voy a estar tranquilo”, cuenta en el video en el que añade que esa “tranquilidad” le duró cinco años. “Me estaba enloqueciendo sin nada qué hacer”.
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Fue ahí que tomó la decisión de estudiar, “en el fondo de mí había dos inquietudes: yo no me gradué, que bueno sería poderme graduar” y la segunda tuvo que ver con que Hernán, en algún momento de la vida fue profesor en Eafit de una materia que se llamaba Lenguajes de programación, y entonces lo picó el bichito de las ideas: “Qué bueno sería entrar a Eafit como estudiante”. Y ahí comenzó todo.
Era el año 2020 y Hernán se presentó a Ingeniería Matemática. Paula Escudero Marín, profesora de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería, fue quien le hizo la primera entrevista como directora de la carrera: “Era la primera vez que me llegaba alguien con tanta experiencia y sí le pregunté por qué estudiar Ingeniería Matemática”.
Ese gusto por la programación fue el que lo llevó a estudiar esta carrera y en plena pandemia empezó todo de manera virtual. “Como a uno no lo veían porque en ese tiempo era todo virtual, no usábamos la cámara, pues no me veían, pero ya en el tercer semestre comenzamos presencial y mis compañeros me conocieron”.
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Carlos Cadavid Moreno, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingenieria cuenta que cuando lo conoció personalmente lo impactó no solo su curiosidad, sino su energía, “tenía más energía que todos nosotros juntos (...) Una persona llena de curiosidad, inquieto y diligente”, dijo en el video.
Sus compañeros resaltaron además que hacía preguntas que a nadie se le ocurría y que mientras todos subían el ascensor hacía las clases, en el quinto piso, él subía las escaleras, era el ejemplo para todos y se compaginó muy bien con el grupo, “Empezamos a entablar una conversación y una amistad que floreció durante los 9 semestres de la carrera (...) Se me olvidaba mi edad tanto frente a los profesores como a los estudiantes”, dijo Hernán quien añadió que eso, por lo que tanta gente se incomoda, como la edad, nunca fue un factor determinante ni en su desempeño ni en su comportamiento en la universidad.
“Uno en la vida debe ser capaz de hacer lo que se proponga, no hay límites, uno no debe decir que está muy viejo para eso (...) No hay que tener miedo a arriesgarse, no hay que tener miedo a equivocarse”, dijo y con esas ideas estuvo inspirado su discurso de grado que desató aplausos y gritos de euforia por todos los graduandos.
“Hoy estoy aquí con el corazón lleno de gratitud, alegría y humildad, a mis 77 años recibo el título de ingeniero matemático con el mismo asombro y emoción con que hace ya más de medio siglo observaba las primeras formaciones rocosas en la escuela de Minas”, dijo en su discurso.
“No importa la edad, el contexto o el recorrido, lo que importa es la disposición a seguir preguntando”, concluyó Hernán quien añadió que su graduación no es el cierre de un ciclo sino una reafirmación de que el aprendizaje es para toda la vida y que “el tiempo es solo una variable más en la ecuación de la vida”.