La viruela del mono sigue expandiéndose por el mundo, y aunque no es una enfermedad tan contagiosa como la covid-19, la Organización Mundial de la Salud mantiene una alerta general argumentando que se trata de una emergencia de importancia internacional. Esto último con el fin de que los gobiernos centren sus esfuerzos en la contención del avance de los casos y la gravedad de los mismos, apuntando a que no se convierta en una pandemia.
Este objetivo ha sido perseguido sobre todo a través de la identificación de los individuos contagiados, el rastreo de contactos, el aislamiento y el tratamiento de la enfermedad que, por demás, es menos mortal que la covid.
Estrategias como la vacunación, que han sido claves para el control de la actual emergencia sanitaria (por el SARS-CoV-2), también han sido evaluadas. Así, se sabe que aquellas personas que recibieron en su momento la vacuna contra la viruela humana —hasta hace 42 años se aplicaba, antes de que la enfermedad fuera erradicada del mundo y, por ende, la vacunación suspendida— están protegidos frente a la viruela del mono (que proviene del animal).
En este sentido, el doctor Jorge Alberto Cortes Luna, docente de la Facultad de Medicina e integrante del Grupo de Investigación en Enfermedades Infecciosas de la Universidad Nacional de Colombia, da un parte de tranquilidad en un comunicado oficial: “Hay vacunas contra la viruela ‘natural’ que son efectivas contra la viruela del mono. De hecho, algunos estudios sugieren que la protección puede estar cerca del 85 % o más, por lo que en ese aspecto vamos mucho más adelante que con la covid-19”.
Ahora bien, aunque desde hace décadas se tiene conocimiento de la viruela (tanto humana como símica) y existe una fórmula efectiva para el diseño de vacunas de emergencia, las que están circulando siguen estando reservadas para personas que corren con alto riesgo de contagio, por ejemplo, personal de la salud.
En vista de que todas trabajan con un virus vivo, atenuado o modificado, son delicadas, tanto en su fabricación como en su aplicación. De ahí que los dos biológicos que están siendo utilizados actualmente, principalmente en Estados Unidos y Europa, donde se ha visto mayor incidencia de la enfermedad, sean escasos y exclusivos.
No puede ser la misma
La vacuna contra la viruela humana —Dryvax, con la que fue erradicada la patología— no puede retomarse a día de hoy. Este biológico tuvo como base al virus vaccinia, uno muy emparentado con el virus de la viruela humana, pero no el mismo. Su diseño estaba basado en la atenuación del virus, que permanecía activo, pero “golpeado” con el fin de que no pudiera causar mucho daño, lo que a su vez permitía que el mismo se replicara (en algunos casos) generando infección y siguiera circulando entre la población.
Aunque no es aconsejable retomar esta forma de acción debido a los posibles efectos colaterales, es cierto que una de las dos vacunas que son aplicadas ahora, la ACAM2000, utiliza un mecanismo similar.
Este biológico está hecho con el virus vaccinia que, aunque no puede causar viruela, sí genera una infección localizada en la zona de aplicación. Su aplicación no es inyectada como ocurre con las vacunas convencionales, sino que se aplica en la piel donde posteriormente (a los tres o cuatro días) aparece una llaga que se seca y cae en costra a la tercera semana.
¿Por qué a día de hoy no se motiva la vacunación masiva con esta vacuna?, pregunta Carlos Julio Montoya Guarín, médico inmunólogo, PhD en Ciencias Básica Biomédicas y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, ‘’porque a pesar de ser una vacuna altamente inmunogénica, altamente eficaz, suele relacionarse con mayor frecuencia con efectos adversos: miocarditis, encefalitis y, en pacientes con inmunodeficiencia, una infección diseminada con el virus de vaccinia”.
Con ACAM2000 el virus infecta las células y hace una replicación local. Sin embargo, puede llegar a los ganglios linfáticos, inclusive puede transmitirse a otras personas en vista de que produce una lesión en la piel.
Ahora bien, a pesar de las posibles implicaciones, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) tiene aprobado su uso (bajo condiciones controladas) en personas que necesitan estar protegidas frente a la enfermedad, por ejemplo aquellas que atienden a pacientes contagiados o que viven en zonas con altos registros de casos.
Una vacuna distinta
Paralelo a la aplicación de la ACAM2000, está aprobada la aplicación de la vacuna Jynneos, que opera con el virus vaccina, pero modificado genéticamente (también aprobada por la FDA) para la prevención de la viruela humana y la viruela del mono en adultos mayores de 18 años y con alto riesgo de infección.
Como la ACAM2000, igual se aplica en una zona de la piel (dos dosis) pero, continúa Montoya, se trata de un virus no replicante, es decir, se garantiza que la infección será completamente localizada. “Reta al sistema inmune, pero no se multiplica, no es eliminado en secreciones ni es posible transmitirlo de persona a persona”.
Este tipo de vacunas son las que más se están empleando en la actualidad para prevenir el avance del brote. Sin embargo, como ya se mencionó, son escasas y exclusivas.
“Estas vacunas no son fáciles de producir. Al virus vaccina hay que hacerle una modificación con una proteína que inhibe la replicación. Se necesitan sistemas mucho más complejos y costosos”, puntualiza el docente y asegura que distintas casas farmacéuticas siguen en la búsqueda de un mecanismo mucho más eficaz en cuanto a producción y distribución en caso de que sea necesario responder (como ocurrió con la covid-19) ante una emergencia global.
Para el docente Cortés, frente a este panorama (con una producción muy limitada de biológicos), la posibilidad de que estas vacunas estén disponibles para todos los países (incluso los de incidencia media y baja) estaría llegando para 2023, “además de que, para el caso Colombiano, representarían un costo elevado”.
Por lo pronto, y en razón del cambio de Gobierno Nacional, aún no se tienen directrices definitivas en cuanto a la compra y distribución de alguno de estos dos biológicos. El país acumula hasta el 16 de agosto un total de 130 casos de viruela símica. Son 9 los laboratorios departamentales con capacidad diagnóstica y 10 los centros de diagnóstico ubicados en instituciones académicas como las universidades