Las promesas de bajo en grasas , sin azúcar o poca sal que hacen las etiquetas de muchos alimentos y bebidas pueden ser engañosas.
Hay que saberlas leer porque en muchos casos no son ciertas o solo parcialmente.
Eso sugiere un estudio publicado en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics y aunque se basa en los productos vendidos en Estados Unidos, estos pueden llegar también a diversos países y, además, aplicarse a los de origen nacional.
Es un asunto truculento, se deduce del estudio de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte.
Ese etiquetado puede brindar al consumidor una confianza en lo que adquiere que no siempre es real y que cuenta hoy que no pocos compradores buscan opciones saludables al hacer su mercado.
“En muchos casos, los alimentos con anuncios de un contenido bajo en azúcar, bajo en grasas o sal tienen un perfil nutricional peor que aquellos sin esas proclamas”, explicó Lindsey Smith Taillie, investigadora y profesora en la Escuela de Salud Pública de aquella universidad.
“De hecho, en algunos casos, los productos que tienden a ser más altos en calorías, sodio, azúcar o grasa tienen anuncios de un contenido bajo o ninguno”.
Hay casos en el estudio. Por ejemplo, una porción de tres galletas X (se omite la marca) de grasa reducida contiene 4,5 gramos de grasa en comparación con los 7 gramos de una plena de grasa, pero ambas tienen 14 gramos de azúcar, lo que da la apariencia de que la versión de baja grasa es saludable.
La leche chocolatada baja en grasas es otro ejemplo. Tiene el contenido bajo en estas, pero tiene más azúcar que la leche entera y mucho más dulce y grasa en comparación con otras bebidas.
Esto se debe a que las autoridades de regulación permiten asignar etiquetas de distintas maneras para alimentos diferentes, según los autores.