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Cannabis terapéutico, uso seguro en manos expertas

Su utilización está rodeada de mitos, miedos, preguntas y prejuicios. Sin embargo, se recomienda que al emplearse como tratamiento médico tenga supervisión profesional.

  • ILUSTRACIÓN SSTOCK
    ILUSTRACIÓN SSTOCK

Para hablar de este tema, lo primero es aclarar mitos. Según el libro Fundamentos de farmacología en terapéutica, el riesgo de adicción a la marihuana es de 9,1 %, mientras que el de dependencia de la heroína es de 23 %, de la cocaína es 16,7 % y del tabaco, que es legal, es de 31 %.

En la literatura médica no se han reportado muertes por sobredosis, no hay pruebas científicas de que genere lesiones celulares, cerebrales o produzca alteraciones funcionales permanentes, pero como cualquier medicamento, debe usarse con cautela, considerar la dosis, los efectos secundarios y las posibles interacciones.

Cómo actúa

Paola Pineda Villegas, médica e investigadora, cuenta que el cannabis se utiliza de forma terapéutica desde hace 8.000 años, pero apenas en 1988 se descubrió la existencia del sistema endocanabinoide, un conjunto de receptores lípidos que se encuentran en las membranas celulares de casi todo el organismo incluyendo el cerebro, el bazo o la piel. Hoy se sabe que interviene en la regulación de muchos procesos del sistema nervioso, del sistema inmune, los procesos de inflamación, apetito, metabolismo, energía, homeostasis, función cardiovascular, digestión, aprendizaje, memoria, dolor, sistemas reproductivo y psicomotor, ciclos de sueño y en la regulación del estrés y los estados de ánimo, entre otros.

La Cannabis sativa, nombre científico, se puede aprovechar casi en su totalidad. Las hojas y semillas tienen propiedades nutricionales, de los tallos se obtiene fibra y de la flor se sacan los cannabinoides que se utilizan para medicamentos. Hasta hoy se han identificado alrededor de 160 tipos de estas sustancias. Las más conocidas son el THC (delta-9-tetrahidrocanabinol), actualmente aprobado para tratar náuseas y vómitos producidos por la quimioterapia y el CBD (cannabidiol) aprobado para tratar algunas epilepsias refractarias. La asociación de estos dos a concentraciones determinadas está aprobada para utilizarse en esclerosis múltiple. El THC produce efectos psicotrópicos y se usa en el tratamiento de cáncer. El CBD ayuda a matizar el efecto del THC, es antiinflamatorio, ansiolítico, ayuda en temas metabólicos, de sueño y en altas dosis puede ser antipsicótico.

Estos cannabinoides se emplean en distintas concentraciones, no es lo mismo utilizar unas gotas con mucho THC que otras con mucho CBD, es muy importante que la información esté definida en la etiqueta y el empaque.

“Es fundamental que el paciente tenga claro qué está tomando: cantidad de THC, cantidad de CBD, concentración, excipientes. Hoy existen varias empresas que producen juiciosamente medicamentos a base de cannabis, bajo la reglamentación vigente y con todos los certificados de calidad y es más seguro recurrir a ellos para procurarse los medicamentos”, afirma Jesualdo Fuentes González, médico farmacólogo. Añade que la Cannabis sativa es una planta rica y prometedora, sin embargo, falta estudiar cada uno de sus componentes y sus efectos específicos y esos estudios científicos tardan años en brindar resultados concluyentes.

Usos médicos

Hoy se prescribe en dosis bajas para regular las náuseas y vómito asociados a la quimio y radioterapias; para aumentar o disminuir el apetito, dependiendo de la dosis; en casos de anorexia o pérdida excesiva de peso y masa muscular; para controlar el dolor crónico, el insomnio, los estados de ansiedad y depresión. También para modular la inflamación, apoyar el sistema inmune, en temas metabólicos y mejorar funciones neurológicas.

También se emplea como coadyuvante en tratamientos de cáncer, VIH, esclerosis múltiple, varios tipos de dolor (crónico, neuropático, relativo al cáncer, migrañas, por fibromialgia, por artritis o problemas musculoesqueléticos incluyendo enfermedades de la columna vertebral) en epilepsia, glaucoma, problemas neurológicos y psiquiátricos (Alzheimer y demencia, ansiedad y depresión, problemas de sueño, estrés postraumático, esquizofrenia y psicosis), problemas del sistema gastrointestinal, Parkinson, Síndrome de Tourette, asma, síndrome metabólico, entre otros.

Casi todos los riesgos y efectos indeseados se dan por abuso o mal uso de cannabis y van desde bajas de presión, hasta deterioro del sistema cardiovascular o episodios frecuentes de vómito. También se señala que el cigarrillo de cannabis tiene los mismos carcinogénicos y mutagénicos que el tabaco y los mismos agentes irritantes para el sistema respiratorio.

“Natural, no significa que está exento de efectos secundarios o riesgos. Por ello siempre se debe tener asesoría de alguien que conozca del tema para evitar interacciones con otros medicamentos y porque las dosis son importantes”, concluye el médico y toxicólogo Ubier Eduardo Gómez Calzada

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