El beat electrónico entre el que se sienten los tambores, las palmas, las guitarras y hasta las olas del mar es el sonido de Bomba Estéreo, una banda fundada por Simón Mejía y Liliana Saumet en Bogotá. La más importante que tiene la música colombiana en este momento. No solo por lo que dice la crítica internacional, que tiene la oportunidad de escucharlos en el circuito de festivales que llenan los calendarios de Estados Unidos y Europa, sino porque músicos como la banda canadiense Arcade Fire o el dúo electrónico neoyorquino The Chainsmokers les han expresado su admiración. Hasta Will Smith quiso salir de su retiro como músico para colaborar con ellos.
Aunque su sonido se mantiene fresco, Bomba Estéreo lleva trece años trabajando. Mejía le explicó a Generación lo que conserva Bomba desde sus inicios y lo que ha cambiado en este momento de su carrera: “La música se mantiene, el sonido y el estilo permanecen, es una banda de música de ritmos del Caribe mezclados con música electrónica, hip-hop y una serie de influencias. Ese estilo se mantiene, pero ha evolucionado obviamente [...]. Ha cambiado que ya somos viejos [risas], no somos jóvenes, llevamos doce años de carrera y cinco discos. Somos más grandes, entonces asimilamos la música y la pensamos de una forma más madura”.
Los primeros discos de Bomba Estéreo eran mucho más experimentales, pues estaban en búsqueda del sonido propio, la cumbia era más protagonista y se mezclaba con elementos modernos. Antecedentes de esta fusión son el vallenato tradicional con instrumentos del rock que hizo Carlos Vives con La Provincia y luego el trabajo de Richard Blair que mezcló cumbia y hip-hop con electrónica en Sidestepper. Bomba Estéreo añadió ritmos del Caribe underground como la champeta y su estilo personal. Simón, que había empezado a trabajar solo con música electrónica, pronto entendió que ese era el camino a seguir para un músico colombiano.
“En un punto me dije a mí mismo que hacer música electrónica pura y llana como la que hacen en Estados Unidos no tenía sentido en Colombia, porque allá siempre la van a hacer mejor. Ellos se la inventaron y siempre la van a hacer mejor que nosotros. Ahora, qué pasa si le mezclamos a esa música electrónica, que es música bailable, nuestra música bailable, que nosotros la hacemos mucho mejor. En ese punto medio encontré un lenguaje que fue propio, original y que no lo tenía nadie en el mundo, sin dejar de ser tropical ni electrónico sino que estaba en el medio. Porque finalmente la música electrónica y la música tropical comparten esa energía de la fiesta, es música bailable y eso es muy poderoso”.
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Esa energía, ese de lograr que el público deje sus inhibiciones y comience a bailar, no ha sido desaprovechado por la banda, cuyas canciones mantienen un mensaje social. Algunas veces crítico, otras veces solo una invitación a mirarnos los unos a los otros y a vivir con más tranquilidad. “A veces cuando haces una canción es discursiva, pero no es festiva puede tornarse aburrida. Hoy en día el lenguaje más universal es el baile y es la manera de llegarle a toda la gente, ¿a quién no le gusta el baile? A muy pocos no les gusta bailar o ese elemento de la música, entonces si tú en medio del baile puedes ir diciendo ciertas cosas, sin dar una cátedra política, la gente en medio de su festividad y su goce puede ir cambiando poco a poco y eso es lo que buscamos, que a través de una música que se baila también se piensen ciertas cosas, que no se quede solo en el ámbito de la fiesta sino que se generen cambios, en la cabeza, en el alma, en el espíritu”, comentó Simón.
Entre las letras de amor y fiesta, se habla de los estándares de belleza femeninos, la aceptación personal, el feminismo y la inmigración latina. Algo que también se refleja en los videos, el más célebre de ellos es “Soy yo”, hecho para una canción del disco Amanecer, que se ganó un León de Plata en el Festival Internacional de Creatividad Cannes Lions. En el video, dirigido por el danés Torben Kjelstrup, una niña de once años de ascendencia latina celebra su individualidad por la calles de Nueva York, a pesar de que pueda ser incómoda o motivo de burla para algunos, una declaración que alentó a los latinos de Estados Unidos en plenas elecciones presidenciales de 2016. “Liliana y yo nos involucramos mucho en la parte de la idea. En el desarrollo de los últimos, sobre todo el de Soy yo que es el que está nominado, hemos dejado que los directores den rienda suelta a su creatividad. Nosotros damos ciertos puntos de partida y ellos desarrollan el grueso del video. Nos ha gustado mucho este proceso porque antes tratábamos de controlar mucho más los videos, pero eso lo que hacía era limitar al director, entonces desde que empezamos a soltar realmente hemos logrado unos trabajos en equipo muy chéveres y se han visto los resultados en videos tan fuertes como el de Soy yo o el de Duele”, contó Simón.