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“Estamos dispuestos a apoyar los puntos de la reforma laboral que están en discusión”: Luis Carlos Sarmiento

Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente de la junta directiva del Grupo Aval, advierte que los costos extra podrían castigar el empleo. Además, afirma que hoy no hay grandes proyectos de infraestructura a nivel nacional y una sequía prolongada podría apagar a Colombia.

  • Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente de la junta directiva del Grupo Aval, destacó que la compañía cuenta con 70.000 trabajadores en Colombia y 30.000 en Centroamérica. FOTOS ESNEYDER GUTIÉRREZ
    Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente de la junta directiva del Grupo Aval, destacó que la compañía cuenta con 70.000 trabajadores en Colombia y 30.000 en Centroamérica. FOTOS ESNEYDER GUTIÉRREZ

Medellín fue sede del cónclave de grandes “cacaos” de Colombia esta semana, quienes participaron en el primer encuentro de juntas directivas del Grupo Aval.

Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, heredero del poderoso conglomerado financiero que por años lideró su padre, Luis Carlos Sarmiento Angulo, destacó a la capital antioqueña como “la ciudad más linda del país”, pero mencionó que tanto Medellín como Antioquia son un reto al estar acá su “competidor más formidable”.

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De paso, el empresario que preside la junta directiva del Grupo Aval habló con EL COLOMBIANO sobre reformas, el rezago en infraestructura, la polémica por la importación y las tarifas de gas y los señalamientos del presidente, Gustavo Petro, hacia él y su padre.

De la reforma laboral, que es el tema del momento, dijo que la apoyará, si eso es lo que Colombia quiere, pero dejó un ejemplo para buenos entendedores: “Si un empleado me costaba 10 pesos y ahora me cuesta 12 pesos porque el país vio bien pagarle esa cantidad, y yo antes tenía 10 empleados que me costaban 100, pero ahora esos 10 me van a costar 120 pesos, entonces no puedo tener sino ocho empleados”.

Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, heredero del poderoso conglomerado financiero que por años lideró su padre, Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, heredero del poderoso conglomerado financiero que por años lideró su padre, Luis Carlos Sarmiento Angulo.

En los últimos días parece haber un consenso sobre la reforma laboral, sobre todo en el tema de recargos. ¿Ustedes van a apoyar ese proyecto?

Nosotros todo el tiempo hemos dicho que no se necesitaba la reforma planteada, sino que se requerían ciertos puntos de esta. Esos son los que estamos dispuestos a apoyar, que son los que se están discutiendo ahorita. Ciertamente, no creemos que se necesite una consulta popular para eso.

¿Que si vamos a apoyar los recargos? Vamos a apoyar todo lo que se requiere realmente para proteger a los colaboradores. Si eso es lo que se requiere, no hay problema con eso. Y hay que entender al final del día que nosotros podemos apoyar o no, pero es el Congreso el que decide. Nosotros no hacemos cabildeo en el Congreso para tumbar reformas ni nada de eso, de hecho, nosotros apoyamos la pensional en su momento”.

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Pero hay mucha diferencia entre grandes empresas como ustedes, con un gran músculo financiero, y las pequeñas. Entonces la reforma laboral para un grupo como Aval es factible y no los quiebra como puede pasar con compañías de menor tamaño...

“Nosotros tenemos un patrimonio que nos han encomendado. Ese patrimonio está invertido en bancos y en otras compañías. Los inversionistas requieren una rentabilidad sobre ese patrimonio y le dicen a uno ‘mire, el costo de capital en el país puede ser 13%; si yo le pongo un billón de pesos, su compromiso es darme 130.000 millones de pesos de utilidades’. Y uno dice ‘listo, voy a ver cómo lo hago’.

Entonces, uno genera ingresos y después tiene unos costos. Pero en la medida que uno no tenga la habilidad de generar más ingresos acordes a cuando salen este tipo de cosas, como mayores impuestos para la banca, mayores costos, a nosotros no nos queda nada diferente a decir ‘listo, perfecto, rebarajemos’.

Si nuestro compromiso sigue igual, de entregar una cantidad determinada de utilidades, nuestros ingresos solo crecen a cierto ritmo y nuestros costos empiezan a subir más rápido, entonces tenemos que ver cómo bajamos los costos”.

¿Y no es posible bajar las ganancias de los inversionistas?

“Es una muy buena pregunta. No es posible, y voy a explicar el porqué: los inversionistas siempre tienen una alternativa. Significa que ellos dicen ‘yo estoy dispuesto a poner mi plata para que usted me la maneje y me dé esta rentabilidad; pero si usted no me la puede dar, tranquilo, yo retiro mi plata y la invierto en algún otro país o en algún otro negocio donde sí me dan lo que yo requiero’. No es opcional.

Uno tiene que bajar, entonces, los costos, y debe ver cómo. ¿Que si puede bajar los costos de arrendamiento? Lo más seguro es que no; ¿que si puede bajar los costos que se producen por provisiones sobre créditos que se hayan malogrado? Seguramente, no.

Entonces, ¿qué dice uno? Si un empleado me costaba 10 pesos y ahora me cuesta 12 pesos porque el país vio bien pagarle esa cantidad, y yo antes tenía 10 empleados que me costaban 100, pero ahora esos 10 me van a costar 120 pesos, entonces no puedo tener sino ocho empleados”.

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¿Y con ocho quedaría sin cómo responderles a los inversionistas?

“Al contrario, el costo lo controlas, pero lo que tiene que ver uno es cómo hacer para que con ocho empleados pueda hacer lo que hacía con 10. ¿Y ahí qué hace uno? Adoptar mayor inteligencia artificial, más sistematización y más digitalización.

Entonces, ¿que si apoyamos la reforma laboral o no? Si eso es lo que el país decide, nosotros nos vamos a adaptar”.

¿Ustedes conservan empleos que podrían ser reemplazados por inteligencia artificial?

“Yo no lo pondría así tampoco, pero somos muy conscientes de que hay 70.000 colaboradores en Colombia y más o menos 30.000 en Centroamérica, y que de ellos depende fácilmente medio millón de personas. Pero, en la medida en que haya que adaptarse, toca adoptarse, no hay nada qué hacer, eso es lo que a mí me preocupa un poquito”.

Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez dijo que, si la inflación se mantiene en 5,2%, el Banco de la República tendría espacio para bajar su tasa de interés.
Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez dijo que, si la inflación se mantiene en 5,2%, el Banco de la República tendría espacio para bajar su tasa de interés.

En cuanto a la reforma pensional, ¿qué tanto ha invertido Porvenir para adaptarse a todos los cambios que se vienen?, ¿y qué pasaría con eso si la Corte tumba esa ley?

“A Porvenir le ha tocado invertir fuertísimo en sistemas porque lo que requiere la reforma pensional, de cómo llevar las cuentas de los afiliados nuevos versus los afiliados anteriores, versus los que ganan más de 2,3 salarios, es endiablado. Son razones que me dan mucho susto sobre qué va a pasar cuando Colpensiones tome toda esa cantidad de responsabilidad. Pero, Porvenir está listo. Estamos esperando que la Corte Constitucional se pronuncie sobre la reforma”.

¿Pero aún hay dudas sobre la reglamentación?

“Se ha venido reglamentando, queda pendiente lo del Fondo de Ahorro del Banco de la República, pero ya está el 83% de la reforma”.

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Hablando de su conglomerado, en el primer trimestre vimos un crecimiento de más del 200% en la utilidad neta del Grupo Aval, ¿a qué se debió?

“Tener un crecimiento muy grande sobre el trimestre comparado del año pasado no es una gran cosa, porque fue flojo. Pero las cosas han empezado a funcionar como deben. Cuando se estancaron las utilidades del Grupo que fue en año 2023, 2024, eso tuvo una relación directa con el incremento vertiginoso de las tasas en el país.

Cuando uno tiene una cartera de consumo grande, y el consumo se presta a tasas fijas, y, además, es un crédito sobre todo alrededor de libranzas que se hacen 5 a 10 años, entonces, empiezan a subir las tasas, se les sube el costo de fondos a los bancos, pero no se les mejoran las tasas a las que prestan y eso comprime los márgenes. Cuando eso pasa, uno simplemente no puede salir a despedir a todo el mundo, entonces, los costos operativos continúan iguales y se bajan las utilidades.

¿Y ahora qué está pasando? Primero, hemos mantenido una senda de crecimiento que era muy importante y lo estamos haciendo a unas tasas saludables. Segundo, la cartera ha empezado a rotar, o sea, se ha empezado a vencer cartera que estaba a tasas bajas, y se ha vuelto a colocar a tasas de mercado. Lo tercero, el costo de fondos ha venido bajando en la medida que bajan las tasas del Banco de la República y se incrementan los márgenes. Además, se mantienen los costos porque hemos sido muy juiciosos, y además se mantiene la calidad de la cartera”.

¿Entonces usted sería partidario, como el Gobierno, de que se bajen más las tasas?

“Yo creo que, en un país en desarrollo, mantener una tasa real, entendida como la tasa del Banco de la República menos la inflación, de 400 o más puntos básicos es demasiado agresivo.

Entendiendo que el Banco de la República tiene que cuidar su misión de controlar las expectativas de inflación, eso se puede hacer con las tasas reales entre 200 y 250 puntos básicos. Eso quisiera decir que hay espacio para seguir bajando las tasas. ¿Tanto como yo creía el año pasado? No; yo creía el año pasado que en este momento podríamos haber estado en una inflación de 4% y en unas tasas del Banco de la República de 6%.

Hoy estamos con tasas del Banrep en 9,25% porque la inflación no se bajó lo que yo creía que iba a bajar y está medio estancada en 5,2%. Eso me preocupa. Y eso le tiene que preocupar al Banco de la República, porque lo que van a decir es ‘nosotros no tenemos tanta flexibilidad para bajar las tasas, porque si no somos capaces de bajar la inflación con estas tasas, entonces tenemos dos opciones, o subirlas más, lo cual sería suicida, o dejarlas ahí mientras sigue bajando la inflación”.

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Uno ve que la inversión fija viene cayendo y de igual manera la vivienda no está en su mejor momento. Entonces, ¿para qué están pidiendo crédito los colombianos?

“Es una de las cosas que me preocupan a mí del crecimiento, porque si bien no estuvo tan malo, no se está basando en inversión sino en consumo. Eso, con un déficit comercial de más de 1.000 millones de dólares al mes, con un déficit fiscal que hay gente que lo pone desde 5% hasta 10% del PIB y eso lo único que quiere decir es que nadie sabe cuál va a ser, aunque todos sabemos que va a ser alto.

Entonces, ¿a dónde se está yendo la plata? El crédito de consumo se está dirigiendo a consumismo, y ese es un lío, porque si yo pido prestado para comprar los electrodomésticos de la casa sin que mi salario esté aumentando a una velocidad acorde con la inflación, va a llegar un momento en que se me va a descuadrar la chequera.

Eso es bueno por periodos muy cortos, es exactamente lo que pasó después de la pandemia. Pero por lo menos en esa época la gente acumuló dinero y luego salió a gastar”.

Hablando de los negocios del grupo, uno de los más importantes es el de infraestructura a través de Corficolombiana, pero en este Gobierno prácticamente no se ha estructurado ningún proyecto. ¿Qué han hecho en ese frente?

“Hay dos aspectos a tener en consideración. Uno, y hablando de los constructores, sobre todo de vivienda, es que al principio de este Gobierno hubo una confusión enorme sobre los subsidios para VIS y eso causó que muchos constructores que venían con un ritmo de construcción de viviendas muy importante pararan en seco, porque dijeron ‘no podemos seguir nosotros comprometidos’, sobre todo, utilizando compromisos con los bancos que creían que ya tenían para recibir subsidios para sus compradores de casas. Entonces dijeron ‘vamos a parar reconstruir’. Ese bajonazo se sintió. Se está empezando a recuperar, pero es que en las economías es muy fácil parar, pero no es tan fácil volverlas activar.

Está, por otro lado, la infraestructura de carreteras y relacionados. También tenemos un problema porque realmente no hay ni una oferta pequeña de nuevos productos. Además, el Gobierno ha sido tan insistente en el temor que le tiene a las vigencias futuras, que es con lo que se pagan esas obras de infraestructura junto a peajes, que la gente está preocupada porque si no hay confianza en obtener remuneración por proyectos de infraestructura en el país, entonces toca buscarlos en otro lado”.

En marzo de 2024, la empresa quedó bajo el amparo de Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, el hijo de Sarmiento Angulo.
En marzo de 2024, la empresa quedó bajo el amparo de Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, el hijo de Sarmiento Angulo.

¿Entonces ustedes se han ido a otro lado?

“Claro, hemos viajado con María Lorena Gutiérrez (presidenta del Grupo Aval), hemos estado en países que no solo nos son amigables, sino afines, como por ejemplo en Centroamérica o Perú. No hemos iniciado proyectos, pero estamos llenando de estos lo que se llama la tubería, el “pipeline”, y tenemos un volumen saludable en este momento. Pero eso se demora, entonces, claro, se han resentido las utilidades de nuestra unidad que hace infraestructura, que es Corficolombiana, en el sentido que está terminando las obras que tenía que hacer y tenemos un problema ahí andando con una de ellas, que es Mulaló – Loboguerrero; hemos tratado de terminar con ese problema de una vez por todas”.

¿Y qué les impide terminar con ese problema de Mulaló - Loboguerrero?

“Está en un tribunal de arbitramento. Esa fue una obra que obtuvimos en el 2013. Por muchísimos años no pudimos lograr una licencia ambiental y el problema en infraestructura es que uno dijera ‘bueno, se demoró seis años, pero la obtuvo’, pero no es así. En seis años se cambia la economía de una obra de infraestructura dramáticamente. Además, no todos los costos suben por inflación, esos son los menores, hay otros que suben por oferta y demanda. La licencia ambiental que dieron en algún momento era condicionada, y esas condiciones eran imposibles de cumplir”.

¿Y ahí asume las pérdidas ustedes?

“En este momento toda la inversión ha sido nuestra y ha sido muy grande, más de $1 billón a pesos constantes”.

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¿Pero en este Gobierno les han aparecido oportunidades de proyectos de infraestructura?

“Que nos sirva a nosotros, ninguno. Estamos hablando con las regiones, porque están siendo un “driver” muy importante para el país. Ahí puede haber oportunidades, lo que pasa es que, en un proyecto de infraestructura, entre que se identifica y se empieza a construir, pasan fácilmente dos años. Entonces, estamos llenando nuestro “pipeline” en Colombia con lo posible, inclusive estamos hablando con una compañía para hacer algo en conjunto, pero eso se demora. En el entretanto, tiene uno un valle en el que está terminando obras, dejando de producir utilidades y sin empezar proyectos nuevos. Ahí tiene uno que confiar en sus otras líneas de negocios”.

Otra de esas líneas de negocio es el gas, a través de Promigás. ¿Cuál es la lectura desde el Grupo Aval de todo lo que está pasando con este tema en el país?

“Promigás es una empresa que transporta y distribuye gas, nosotros no lo extraemos de la tierra ni tampoco lo importamos. Tenemos el único barco en el país que regasifica, una inversión de más o menos US$1.500 millones. Es un barco que se le junta a otro, que es el que trae el gas líquido, se monta en nuestro barco, hace el proceso, regasifica, lo saca a la playa de allí lo monta a la red de transporte de gas. Digo todo esto porque nosotros no importamos en ningún momento.

Tenemos unos compromisos de distribuirle gas a unas térmicas que se activan solamente cuando no hay energía producida. Las térmicas son las que importan el gas líquido, pero obviamente no lo pueden recibir porque no tienen plantas regasificadoras. Entonces, lo que dicen es ‘queremos importar tanto gas líquido’, se lo llevan y se lo ponen a ese barco que está allá parado, que lo va a regasificar y lo va a distribuir”.

Ahora, tampoco sería un pecado importar gas...

“No lo sería, excepto cuando se entiende que esa importación es la que causa el incremento en costos al consumidor. Nada tenemos que ver con eso, esa es oferta y demanda. Hay unos precios en los mercados internacionales y nosotros simplemente lo tomamos, lo regasificamos y se lo ponemos a las térmicas, que lo convierten en energía cuando se bajan demasiado los embalses”.

Es decir, cuando el presidente Gustavo Petro a veces señala a Luis Carlos Sarmiento sobre el tema del gas, ¿cuál es el error de él en esa acusación?

“El error es que le han dicho que la importación de gas la recibe Promigás a través de una de sus filiales. En su cabeza, él piensa que si lo recibe Spec –la filial–, es porque ella es la que lo importa y lo vende más caro. Todo esto se arreglaría si hubiera suficiente gas en el país, pero si no hay exploración no va a haber fuentes de gas; y si no hay fuentes de gas y encima llegamos a tener un fenómeno de El Niño que perdure por mucho tiempo, créanme que se va a apagar el país. En el 2026 puede empezar un problema de oferta grande”.

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