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Bancos de esperma: segundas oportunidades para ser padre o madre

En Estados Unidos donar se ha convertido en negocio. En Colombia, hay regulaciones que lo impiden.

  • Bancos de esperma: segundas oportunidades para ser padre o madre
01 de febrero de 2021
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Las familias son tan diversas como los seres humanos: hay hombres y mujeres en relaciones heterosexuales, madres o padres solteros, hogares homoparentales (con parejas del mismo sexo), y muchas otras variaciones. Así, hay familias que no pueden concebir de manera natural y que necesitan un empujón por parte de la ciencia.

Con el avance de esta, ha nacido toda una red de donantes y bancos de esperma y óvulos que acercan a los interesados a sus objetivos. Pero, con esto, también nació una corriente de personas que, por inmediatez, imposibilidad económica o desinterés en seguir protocolos, buscan a toda costa y sin tomar precauciones quedar embarazados.

El New York Times, en su artículo “La nueva economía de la esperma”, evidenció una tendencia que se ha popularizado en Estados Unidos. Allí, los bancos de esperma son independientes y pueden vender muestras de semen y óvulos que fueron donados a precios tan altos como 1.100 dólares por un solo frasco. Esto, sumado a los tratamientos de fecundación y los intentos requeridos, podría costarle a un estadounidense hasta 10.000 dólares, más de $35 millones.

Los innumerables exámenes, falta de donantes, alta demanda e implicaciones legales, psicológicas y económicas han hecho que más personas recurran a formas no reguladas para quedar embarazados.

Así, se crearon grupos de Facebook como Sperm Donation USA, que funcionan como espacios de ayuda donde mujeres se conectan con donantes que han engendrado hasta a más de 35 hijos, o aplicaciones como Modamily y Just a Baby, o Natal Donor.

Esperma transportada en vasos plásticos, inseminaciones caseras con jeringas, infecciones y enfermedades genéticas, demandas legales por manutención o custodia, entre otros, son algunas de las implicaciones de estos procesos informales.

El caso colombiano

Una búsqueda rápida en internet permite ver que en el país también hay grupos irregulares en redes sociales que promocionan donantes para “inseminación natural” o con coito, hombres que ofrecen su esperma y tutoriales de inseminación casera. Ninguno con la magnitud de los de EE.UU.

Esto puede deberse a que en Colombia las leyes son más estrictas. Para iniciar, es ilegal vender cualquier tipo de órgano o tejido y los donantes solo reciben una compensación económica por el tiempo y transporte invertido, mientras que en Estados Unidos sí se puede comercializar, aunque por cantidades limitadas.

Además, en EUA hay bancos dedicados exclusivamente a recibir donantes, manejar muestras y comercializarlas. “Ellos tienen hasta catálogos de donantes de todas las etnias para que las parejas elijan”, explicó Germán Raigoza, ginecólogo y especialista en infertilidad del Centro de Fertilidad Fertis.

En Colombia, por otra parte, “no son un negocio, sino que son algunas clínicas de reproducción las encargadas de tener sus propios bancos para los que acuden por tratamientos”, agregó Natalia Posada, médica ginecóloga especialista en reproducción humana de la Clínica Inser.

Aún así, no todos los centros tienen este espacio. En el último reporte de septiembre de 2019 del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, entidad encargada de regularlos, había 36 centros y clínicas con bancos de gametos que reúnen los requisitos en el país.

“El Invima supervisa condiciones de seguridad, congelación, proceso de toma de muestra y conservación, se asegura de que el número de donaciones sea limitado y que un donante trabaje solo con una clínica”, explicó Claudia López Jaimes, directora del Laboratorio de Reproducción Asistida de la Clínica Eugin.

Así, un donante solo podrá tener 10 embarazos efectivos para evitar la endogamia o posibilidad de que un hijo se encuentre con otra hija y procreen, “lo que aumentaría el riesgo de bebés con enfermedades recesivas”, dijo Posada.

Informalidad

Aunque no hay registros ni cifras que indiquen cuántos embarazos y tratamientos de fertilidad se realizaron sin protocolos, fuera de clínicas y con métodos caseros, los expertos explicaron los riesgos de esta tendencia.

Para iniciar, “en las clínicas ofrecemos tratamientos que están al alcance, con tecnología actualizada y procesos rigurosos”, dijo López, para garantizar bebés sanos.

Además, como el embarazo con gametos donados no tiene una tasa de éxito de 100 %, las clínicas procuran, con espermogramas, que la esperma donada cumpla ciertos requisitos de calidad para aumentar las posibilidades.

A esto se suma que se realizan estudios físicos y psicológicos para determinar que el donante o sus familiares no sufren de trastornos genéticos mayores ni enfermedades hereditarias, como asma, diabetes, epilepsia, hipertensión, entre otras; o que no tenga ninguna infección, como hepatitis B y C, VIH, sífilis, etc.

La psicóloga clínica de Eugin, María Alexis Matínez, contó que el acompañamiento psicológico es constante y sirve para determinar el estado emocional actual e histórico de ambas partes.

“Si a pesar de todos los exámenes que hacemos los embarazos son riesgosos, recurrir a algo clandestino implica que, en un futuro, podrían ser más los problemas”, dijo López.

Proceso riguroso

Laura Caro y su pareja querían tener un hijo, así que acudieron a una clínica de fertilidad. “Ha sido un proceso largo que hemos disfrutado y también sufrido”.

Caro se sometió a exámenes previos de sangre y ecografías donde evaluaron su fertilidad y tuvieron acompañamiento psicológico incluso para elegir las características del donante a elegir.

Este fue anónimo y debió cumplir con ciertas características (ver gráfico). Su proceso dura, en un inicio, hasta seis meses, pues debe llevar hasta dos muestras semanales de esperma que es puesta en cuarenta y congelada y descongelada para evaluar su resistencia a la congelación y las posibles infecciones o enfermedades. Pueden donar por hasta 18 meses seguidos o hasta completar los 10 embarazos.

A los 15 días de la inseminación, Caro no resultó embarazada así que, luego del duelo, decidieron seguir intentando. Finalmente lograron un embarazo, “hasta que en la semana seis un sangrado nos confirmó que hubo aborto espontáneo. Todo se desmoronó, hicimos luto en pareja y un ritual para que el alma que venía en camino se devolviera en paz hacia el cielo, y sanar la nuestra.”

Ahora se están recuperando, pero quieren volver a intentarlo. Como esta pareja, muchas otras acuden a tratamientos con todas las esperanzas. El trabajo de las clínicas no es garantizar los embarazos sino procurar que el proceso y el donante cumplan con todos los estándares de calidad.

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