La cirugía de implantes mamarios es una de las intervenciones estéticas más populares entre las mujeres, y Colombia se destaca como uno de los países reconocidos a la hora de ofrecer este tipo de procedimientos. A pesar de la atracción de precios más asequibles, cada intervención quirúrgica conlleva riesgos, y entre las mujeres que se someten a un aumento de busto ha surgido la preocupación por la posibilidad de desarrollar el síndrome de Asia.
Angelly Moncayo, actriz y modelo, ha compartido su experiencia al respecto: “Me implanté a los 18 años y ahora tengo 44. Fue la primera vez que decidí colocarme estos dispositivos en mi cuerpo, y posteriormente realicé un reemplazo en 2012”. Moncayo, activista comprometida con concientizar sobre esta enfermedad, explica que después de dar a luz, su cuerpo experimentó un deterioro significativo, lo que la llevó a descubrir el síndrome de Asia.
¿De qué se trata?
El síndrome de Asia presenta síntomas que comúnmente no se asocian con los implantes mamarios y a menudo se confunden con otras enfermedades, lo que dificulta su diagnóstico. Moncayo revela: “Pasaba semanas visitando diferentes especialistas sin saber qué tenía. Pensaba que iba a morir, que un día abrirían la puerta de mi casa y me encontrarían en el suelo”.
Los problemas de vértigo, alergias y gripes persistentes llevaron a Moncayo a ser diagnosticada antes de los 30 años con Tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune. En medio de la confusión, se consideró la posibilidad de un cáncer asociado a los implantes, pero fue a través de una comunidad en redes sociales que Moncayo descubrió la enfermedad de los implantes mamarios. Desde entonces, ha dedicado gran parte de su vida a educar sobre este padecimiento, fundando ‘ASIA Recovery’ para concientizar sobre el tema y abordar otros problemas, como los estándares estéticos impuestos a las mujeres.
De la incertidumbre al autodiagnóstico
“Empecé a pensar que me iba a morir y en algún momento decidí compartir esto que me estaba ocurriendo en mis redes sociales y oh sorpresa me empiezan a llegar una cantidad de vídeos de mujeres alrededor del mundo diciéndome revisará la enfermedad del implante mamario. Luego escuché a las mujeres de estos vídeos describiendo cuadros clínicos muy similares al mío. Rompí en llanto y lo primero que pensé fue: ¡bingo! Todo me hizo sentido, un cuerpo extraño dentro de mi organismo. Me dije por qué no lo pensé antes”, contó Moncayo.
A partir de las referencias y testimonios de otros mujeres, Moncayo terminó por autodiagnosticarse. “Tuve que ir entendiendo sola esta enfermedad y con el apoyo de todas estas mujeres ya tenían conocimiento de qué tenía que ir haciendo”, dice Moncayo.
El síndrome de ASIA fue descrito por primera vez en 2011 por Yehuda Shoendfled y Agmon Levine. El síndrome, cuyas siglas en inglés son Autoimmune Syndrome Induced by Adjuvants (Síndrome Autoinmune Inducido por Adyuvantes), se refiere a una reacción autoinmune o inflamatoria poco común atribuida a sustancias extrañas en el organismo, en este caso, las prótesis mamarias.
Aunque la Sociedad Argentina de Mastología señala que no hay evidencia científica concluyente que vincule las enfermedades autoinmunes con la silicona de los implantes, la preocupación persiste entre las mujeres que creen padecer este síndrome. En la década de los noventa, la FDA de Estados Unidos investigó la relación entre la silicona y diversos síntomas, suspendiendo temporalmente su uso, pero posteriormente se reanudó al no establecerse una relación clara.
En noviembre, cuando Moncayó recibió la condecoración ‘Orden del Congreso Colombiano en el grado de Caballero’ por su proyecto Asia Recovery, enfocado en generar conciencia sobre el síndrome de Asia, aprovechó para insistir al gobierno nacional poner más atención a este tema.
“En mi discurso le pedí al Ministerio de Salud que les preste especial atención a los implantes mamarios, porque para mí son como el gran combo para la tormenta perfecta, por el material del que están hechos y porque no son elemento inertes. Si hubiera algo óptimo es que la OMS (Organización Mundial de la Salud) se pare al frente y diga: Hay que prestarle atención al tema de los implantes. Hay que ponerle luz porque es un tema de salud pública”, dice Moncayo.
Insistir en prevenir
Es urgente hablar más de este síndrome y tratarlo con mayor rigor, pero es sobre todo importante pensar en los atenuantes que llevan a jóvenes y adultas a tomar esta decisión.
“A mí nadie me preguntó cuando yo me fui a implantar por qué quería hacerlo, por qué quería ponerme un cuerpo extraño dentro de mi organismo; nadie se preocupó por mi salud, nadie en ese momento tampoco se preocupó porque yo iba a tener un cambio estético. Los institutos educativos y los gobiernos deben empezar a trabajar el problema de autoestima desde edades tempranas, para que cuando crezcamos si llegamos a tomar una decisión de este tipo se haga con la suficiente madurez. Una niña de 15 años que se someta a un implante de senos es una verdadera locura, eso no debería estar ni permitido ni siquiera con la firma de los padres. Una niña de 15 años no tiene la madurez emocional para tomar esa decisión”.