Los pronósticos recientes sobre el crecimiento económico latinoamericano que hace el FMI, por debajo del 1% para el resto del año, confirman el impacto negativo que vienen generando los menores precios de las materias primas, en especial, la fuerte caída que registra el precio del petróleo, sobre el conjunto de economías de la región. Este hecho se valida por la enorme dependencia de nuestros países a los productos primarios-extractivos, donde cerca del 50% de los ingresos totales de las exportaciones corresponden a estos bienes, los cuales contribuyen a financiar una parte importante de la demanda interna en las economías nacionales.
Es una lástima que después de 20 años de ensayar modelos de desarrollo y políticas económicas ancladas en aperturas, globalizaciones y tratados de libre comercio, el futuro de nuestras economías siga dependiendo de la inestabilidad de turno que registra el precio de las materias primas. En el caso colombiano, la historia es la misma, y pese a ser uno de los países de mejor crecimiento en la región, la desaceleración continúa. Sin duda, es el momento para aprovechar las discusiones del plan de desarrollo, se requiere con urgencia buscar alternativas que permitan definir nuevos motores de crecimiento económico en el país..
