“Energía, alimentos, vehículos usados, tarifas aéreas, hoteles. La lista de los componentes que se encuentran al origen de la disparada de los precios en los Estados Unidos se alarga mes a mes. La inflación anual fue 5,4 % en junio y 4,5 % en el caso de la inflación sin energía y alimentos (rubros más volátiles y que no responden a la política monetaria). Esto es mucho, para algunos hogares todavía muy frágiles. En junio, el aumento del salario promedio fue 0,3 %, lo que quiere decir 0,6 % menos que los precios (0,9 % en el mes). En los doce meses la pérdida del salario real es 2,2 %, la mayoría (1,8 %) concentrada en los últimos seis meses. Esos choques se traducen generalmente en una reducción proporcional de los gastos. Un suceso que se podría evitar teniendo en cuenta del incremento del ahorro, pero para ello sería necesario que el ahorro estuviera distribuido equitativamente, lo que no es el caso. En consecuencia, la inflación hace aplastar la curva de tasas de interés, solo faltaría, en ese contexto, que la FED endurezca el tono, retirando el estímulo monetario, para que la economía de Estados Unidos se desplome”
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