A juzgar por la evolución favorable del crecimiento económico colombiano de los últimos años y la estabilidad macroeconómica lograda especialmente en el mantenimiento de la inflación a niveles de un dígito; no cabe duda que estos resultados han incidido positivamente no sólo en la reducción del desempleo, sino también en todas las mediciones de la pobreza en el país. Esto de la mano de una serie de políticas públicas del orden nacional y regional en temas como formalización laboral, atención a población vulnerable, vivienda, servicios públicos y educación, entre otras, han permitido mejorar la calidad de vida de muchas familias colombianas.
En este sentido, la garantía de tener una economía en crecimiento con un buen manejo en lo fiscal y monetario, posibilita liberar recursos para atender una política social incluyente que permita avanzar en la lucha contra la pobreza. No obstante, ganar la batalla en este frente y progresar hacia una sociedad con bajos niveles de desempleo, requiere de un conjunto de estrategias que permitan, además de mejorar la pésima distribución del ingreso que tenemos, impulsar una política productiva real y creíble que se traduzca en la generación de empleos permanentes y de buena calidad.
