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Las EPS no son un buen negocio

Si el presidente Petro cree que eliminando a las EPS está quitándoles un negocio a los privados está cometiendo el mayor error de su Gobierno, y creando un problema mayor a los colombianos en general.

09 de octubre de 2023
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  • Las EPS no son un buen negocio

El presidente Gustavo Petro y sus ministros han marcado a las EPS como el principal blanco a quien culpar por todos los problemas de la salud. “Las EPS no curan, las EPS facturan”, afirmó en su momento la exministra Carolina Corcho. Bajo este enfoque de propaganda, el Gobierno Nacional ha intentado establecer un mito que respalde su reforma: que las EPS son meros intermediarios financieros que se han enriquecido. Desde esta perspectiva, eliminar las EPS se propone como la solución. Sin embargo, esta narrativa carece de sustento. Prueba de ello, como ya se ha dicho, es la precaria atención de la salud de los colombianos antes de las EPS, durante la época del Seguro Social. Asimismo, hoy las encuestas indican que la mayoría de los ciudadanos están satisfechos con la calidad de sus EPS.

Luego de 30 años de aprendizajes, hoy una enfermedad no implica la quiebra financiera de una familia. La cobertura pasó a ser casi total (en épocas del Seguro Social el acceso no pasaba de 40%). En el manejo de muchas enfermedades crónicas, Colombia es ejemplar. Los hospitales privados del país están entre los mejores: hay 4 entre los 10 mejores de América Latina y 2 entre los 100 mejores del mundo, y en estos mejores hospitales, gracias a la Ley 100 de hace 30 años, se atienden personas sin importar su estrato.

Por supuesto que hay desafíos. Las tasas de mortalidad materna y desnutrición infantil son inaceptablemente altas. La situación financiera de varios actores del sector es insostenible. Hay casos de corrupción aún vigentes.

Sin embargo, eliminar las EPS del mapa no es la solución para estos problemas. Por el contrario, podría agravarlos.

En Colombia ya existen varios sistemas sin EPS, basados en pagadores únicos estatales (Fuerzas Armadas, Magisterio, Inpec) que funcionan peor que el resto del sistema: tienen más quejas por cada afiliado. En 2018, el sistema de salud de las Fuerzas Armadas tenía un déficit de más de 700.000 millones para sus 679 mil usuarios. Por afiliado, este déficit era mayor al del sistema de salud en general. ¿Cómo es esto posible si se trata de un sistema público que no tiene un “intermediario financiero” quedándose con la plata del sistema?

Pero tal vez la prueba reina del error del Gobierno está en la contabilidad de las EPS. Muchos intentan crear confusión en la opinión pública al afirmar que las EPS son un negocio lucrativo debido a sus “ingresos billonarios”. No obstante, al analizar sus utilidades a lo largo de varios años, se evidencia que las EPS prácticamente cierran sus ejercicios con cifras cercanas a cero o incluso en números negativos. Las EPS son un mal negocio.

Según datos de la Superintendencia de Sociedades, entre 2017 y 2022, EPS Sura registró ingresos por 35 billones de pesos. Pero no se pueden confundir ingresos con ganancias. La atención de la salud es costosa y por eso en esos mismos seis años, las ganancias de EPS Sura apenas alcanzaron los 23 mil millones de pesos (menos de 4.000 millones de pesos al año), es decir, una ganancia del 0.06%. Este patrón se repite en las demás EPS: la Nueva EPS, tuvo ingresos de casi 58 billones de pesos en ese período, pero solo ganancias por 77 mil millones. Compensar, con ingresos cercanos a los 20 billones de pesos, y ganancias de 39 mil millones. Y EPS Sanitas con ingresos por 31 billones de pesos, pero pérdidas de 127 mil millones.

No es descabellado pensar que si a estas empresas les llegan a quitar de los hombros las EPS tal vez lo van a sentir como un alivio financiero. Si el presidente Gustavo Petro cree que eliminando a las EPS está quitándoles un negocio a los privados está cometiendo el mayor error de su Gobierno, por el contrario lo que estaría haciendo es aliviando a los privados y creando un problema mayor a los colombianos en general, a los pobres y a los ricos, a la hora de atender su salud.

La eliminación de las EPS no resolvería el principal desafío que enfrenta el sistema de salud en Colombia y otros países: su financiamiento. Por el contrario, podría empeorar la situación. En su rol de aseguramiento y auditoría, las EPS han permitido contener un gasto desbordado.

Lamentablemente, el Gobierno Nacional parece empecinado en acelerar la crisis financiera del sistema con medidas como el insuficiente aumento en la UPC o el subsidio improvisado en el SOAT.

Si el Gobierno logra efectivamente “marchitar” las EPS, es probable que sea el primero en lamentar su ausencia cuando los problemas en el sistema de salud empeoren.

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