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El Consejo de Ministros de esta semana podrá ser estudiado en el futuro como una suerte de monumento a la tragedia que vive hoy el país: mientras el presidente Gustavo Petro y su equipo sacaban, casi con desespero, todo tipo de gráficas para tratar de echarles a otros la culpa de la crisis que les estalló en las manos, quienes conocen en detalle lo que ocurre en el sistema de salud observaban entre atónitos y angustiados la manipulación de los gráficos y cifras.
Porque el problema no es que el Gobierno no haya girado plata a la salud, ¡Sí ha girado!, el problema es que no gira lo suficiente para atender a los pacientes y cada día el hueco de recursos es más grande. En otras palabras, el Gobierno está asfixiando el sistema.
Ya habíamos dicho aquí que de cada 100 pesos que les giraban a las EPS por UPC —es decir, el monto que paga el Gobierno por cada usuario— a las EPS les tocaba meterse la mano al bolsillo para completar porque no les alcanzaba. A unas como Sura, les costaba 104 pesos, y otras como la Nueva EPS —que Petro se tomó— gastaba 118 pesos.
Por eso no es extraño que el “estallido social” por falta de medicamentos haya explotado justo entre los usuarios de la Nueva EPS, y en orden de magnitud del déficit podrían venir pronto otros “estallidos sociales” de usuarios de otras EPS. En eso se resume la pelea entre titanes por la UPC que hemos presenciado durante el último mes entre la Corte Constitucional y el Gobierno, en cabeza del ministro de salud, Guillermo Alfonso Jaramillo.
Ya la Corte Constitucional venía diciendo desde 2021 que la UPC, como la estaba calculando el Gobierno, no alcanzaba. Ese vapor se fue acumulando y como si fuera una olla a presión explotó este año cuando Petro aumentó la UPC solo en 5,4%, mientras que los cálculos del sector salud, ya sin oxígeno, pedían 17% para poder “garantizar el derecho a la salud”. Eso en plata son 10 billones de pesos, según la Andi.
Por eso, el 23 de enero pasado, la Corte ordenó al ministro de Salud recalcular la UPC, pero Jaramillo tomó del pelo durante un mes y al final le tocó ceder y convocó el 28 de febrero a una mesa técnica para revisar los datos con los cuales se calculó. La Mesa ha sido polémica porque a ella convocó, por ejemplo, a un influenciador de redes sociales, el venezolano Vicente Calvo, cuya trayectoria más visible es haber sido dueño de un portal llamado Alopresidente.com en el que publicaba noticias positivas de Hugo Chávez.
¿Y por qué no alcanza la plata? Porque después de la pandemia los colombianos se volcaron a pedir todo tipo de tratamientos, porque la inflación estos años generó también un costo mayor de la operación y porque cada vez se les exige a las EPS sufragar más tratamientos de alto costo.
Entonces, más allá de que el Presidente muestre gráficas diciendo que él le ha dedicado más plata que antes a la salud, si no se interpretan en el contexto terminan siendo una gran manipulación: esa táctica está en la cartilla del populista y consiste en que en vez de asumir los errores, simplifica el problema y pone en la mira de la opinión a supuestos culpables llamándolos empresarios “vampiros”.
Además, ni el Presidente ni su equipo explicaron, por ejemplo, cuántos de esos recursos están destinando a más burocracia o al experimento de mandar cuadrillas de salud a los territorios, que según la congresista Cathy Juvinao hoy cuestan $4 billones. Juvinao también cuestionó un rubro por $5 billones para “apoyo a programas de desarrollo de la salud”. ¿A dónde están yendo esos casi $10 billones de salud?
Tampoco explicó Petro el problema de la Nueva EPS, que ha sido mal manejada en el año largo que lleva bajo el control del Gobierno. Y evita decirlo porque precisamente el gran foco de la crisis de la salud es la Nueva EPS; no solo es la protagonista del “estallido” por la falta de medicamentos, sino que a lo largo y ancho del país se están cerrando servicios a sus usuarios. Cómo será el desgreño de la Nueva EPS en manos del Gobierno que ni siquiera pudieron dar razón de sus cifras en el Consejo de Ministros. Llegó un punto (minuto 1:11:20) en que el mismo Superintendente le dice al Presidente que de esa EPS es de la única que no tienen los estados financieros. ¿Qué tal ese manejo de la contabilidad de una entidad que maneja la salud de 12 millones de colombianos?
Hubo otro momento en el Consejo de Ministros que ilustra bien nuestra tesis: el superintendente de salud, Giovanny Rubiano, mostró una diapositiva y dijo: “Tenemos un total de 31 millones afiliados a las EPS”. Petro interrumpió y preguntó: “31 de 53 millones, entonces ¿cuál es el cubrimiento universal de este sistema? ¿por qué siempre dicen que es casi 100%?”. Y él mismo respondió: “Eso significa que hay un porcentaje de población muy alto que no tiene salud en Colombia”.
Ninguno de los presentes corrigió el tremendo error. Ni el Superintendente –que dijo: “De acuerdo, señor Presidente”–, ni el Ministro, ni el director de la Adres. A nadie se le ocurrió decirle a Petro que la diapositiva mostraba solo los usuarios de las EPS intervenidas por el Gobierno. Que si se suman a las otras EPS aún en manos de privados son 49,7 millones de usuarios, más del 98% de colombianos cubiertos en salud. Y si se añaden los regímenes especiales son más de 52 millones de afiliados en salud.
Como la consigna en el Gobierno es que no importan los técnicos, ni les sirven las cifras que no les ratifiquen sus prejuicios, de manera automática se activó el aparato de propaganda: Gustavo Bolívar, director del Departamento de Prosperidad Social, trinó: “No es cierto que se haya universalizado la salud cuando de 52 millones de habitantes en las EPS hay 31 millones de colombianos, es decir el 60%”. Solo al final del Consejo, el Superintendente aclaró. Lo más preocupante es que ni Petro ni su ministro, ni el de la Adres supieran un dato tan fundamental como este para atender el problema de la salud.
Cuando Petro se toma el horario prime de los canales de televisión, y cancela los noticieros, para él apropiarse de esa audiencia, lo que busca es imponer su narrativa, llena de verdades a medias, sobre la del periodismo independiente, hecho por profesionales de la información.
Son muchas las batallas que se tienen que dar en el país para defender la democracia. Pero tal vez una de las más urgentes, y que no da espera, es la defensa de la libertad de expresión. De eso se trata todo.