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El relajo del Ministerio de Igualdad

El Ministerio de la Igualdad tiene un discurso noble y un diseño y una ejecución pobre. Por eso es la parábola del Gobierno.

10 de agosto de 2025
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  • El relajo del Ministerio de Igualdad

La creación del Ministerio de Igualdad representa de cierta manera la parábola de este gobierno. ¿Quién no está de acuerdo en que haya mayor equidad e inclusión en la sociedad? Nadie sensato discute eso. Todos estamos de acuerdo. Pero la diferencia está en la manera de lograr el propósito: crear un Ministerio con esa pomposa tarea no necesariamente es la fórmula para que la realidad cambie. Por el contrario, como se ha demostrado, puede terminar afectando la búsqueda de la igualdad que profesa.

Este ministerio es como un hijo no deseado. Un parto a regañadientes. Gustavo Petro no lo tenía en sus planes, pero nació por la necesidad de retribuir a la vicepresidenta Francia Márquez. Si bien ella le fue útil para sumar votos, el Presidente nunca se sintió cómodo a su lado. Francia quería el Departamento de Prosperidad Social –que maneja un presupuesto de 10 billones de pesos–, pero se lo cambiaron.

Así, el Ministerio de Igualdad fue más una jugada política que una apuesta estructural. En junio de 2023, el gobierno le dio vida con 5 viceministerios, 749 funcionarios, 21 direcciones técnicas, 8 asesores y un presupuesto inicial de 1,3 billones de pesos, que fue en aumento. Era tan improvisada la idea que apenas prendió motores un año después de posesionarse el Gobierno. Y le atribuyeron funciones ya asignadas a Prosperidad Social y a otras entidades, con lo cual o no era necesario el Ministerio o terminó en el limbo porque duplicaba tareas de otros.

Con el paso del tiempo, las grietas se hicieron más pronunciadas. La ejecución presupuestal es absurdamente baja –2,4% en 2024–, los viceministros rápidamente renunciaron y la Corte Constitucional dijo que debía acabar en 2026 –por vicios de trámite–, plazo suficiente para que el Gobierno propusiera un nuevo Ministerio. Sin embargo, Petro no parece tener interés en reencauchar esta suerte de contentillo.

Francia quedó “eliminada por convivencia” en el famoso Consejo de Ministros de febrero: tras expresar su inconformidad con la manera como la venían tratando en el gobierno, salió del cargo. En su reemplazo llegó Carlos Rosero, aliado de la vicepresidenta, pero tampoco duró. Y ahora se anuncia como tercer ministro a Juan Carlos Florián, reconocido por haber sido actor porno y por sus comentarios obscenos en redes sociales. Con él, según contó Petro, estuvo en París ‘leyendo a Marx’ cuando el presidente desapareció en esa ciudad sin dar explicaciones. Como preámbulo del anuncio del nuevo nombramiento, Petro miró al ministro Rosero en pleno Consejo de Ministros, y al parecer refiriéndose a Francia Márquez, dijo aquella frase tristemente célebre: “A mí ningún negro me va a decir que no puedo nombrar un actor porno”.

No hay que agregar mucho más. Una frase racista con la vicepresidenta y el ministro, y otra discriminatoria con Florián. Si Petro pretendía ser incluyente, por momentos logró todo lo contrario.

Y ahora quedará como viceministra Juliana Guerrero, la joven de moda en la Casa de Nariño, que aún no termina la universidad, y quien, según la revista Cambio, llegó junto con su hermana Verónica, de 20 años, al Ministerio de la Igualdad dando órdenes aquí y allá como si fueran dueñas de esa entidad y de los millonarios recursos que maneja. La caótica situación llevó a la representante a la Cámara Jennifer Pedraza a interponer una denuncia penal en la Fiscalía contra Verónica Guerrero por el presunto delito de usurpación de funciones públicas.

Guerrero manejaría, entre otros, el programa Jóvenes en Paz que Petro puso a sonar diciendo que les pagarían a los muchachos un millón de pesos con el fin de sacarlos de la violencia. El programa no ha cumplido.

¿Teniendo tantos profesionales en Colombia que han demostrado ser capaces de transformar organizaciones, por qué el Gobierno tiene que dejar en manos de un provocador y dos jóvenes sin experiencia estos recursos públicos tan valiosos?

No se decreta la igualdad. Como tampoco se decreta la felicidad (intento de Nicolás Maduro con su ministerio ídem). La realidad de los más pobres no cambia porque Petro, en un ejercicio más simbólico que práctico, decide poner a un exactor porno al frente del Ministerio. O a un afro, por el hecho de ser afro. Si de verdad se quiere tener un impacto real se debe entregar a los mejores técnicos, a los más eficaces tecnócratas y a la ciencia –sean del color que sean– la tarea de encontrar los mecanismos para que haya más igualdad y equidad en el país.

El Ministerio de la Igualdad tiene un discurso noble y un diseño y una ejecución pobre. Por eso es la parábola del Gobierno. .

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