Según el Plan Estratégico Institucional 2016-2019 del Instituto para el Desarrollo de Antioquia (Idea), en el cual se define la senda de desarrollo de la institución durante la Gobernación de Luis Pérez Gutiérrez, la línea estratégica de mayor prioridad es el negocio de energía eléctrica.
Se busca que el Instituto se consolide como “uno de los cuatro generadores de energía más importantes del país”. Para ello, además de su participación en Hidroituango e Hidroarma, se evalúan 80 proyectos de centrales hidroeléctricas en el Departamento.
La relativa concentración de los recursos del Idea en la generación de energía eléctrica responde al convencimiento de que Antioquia tiene, en su riqueza hídrica, una clara ventaja comparativa. El propósito final de esta decisión es fortalecer el patrimonio y la capacidad financiera de la entidad.
La determinación, que tiene su lógica, debería considerar la posibilidad de generar mayores sinergias con Epm, pues ambas instituciones tienen intereses en la misma actividad económica y región.
También debería tenerse en cuenta el riesgo que implica concentrarse en un negocio que, como se acaba de evidenciar con El Niño, enfrenta mayor incertidumbre a cuenta del cambio climático y del calamitoso manejo de las cuencas hidrográficas.
Otra línea estratégica destacada del Plan Estratégico es la participación activa en los denominados “megaproyectos detonantes del desarrollo del Departamento” entre los que se encuentran el Ferrocarril de Antioquia, la Empresa Agroindustrial y el Puerto de Urabá.
Para asegurar la pronta concreción de estos proyectos, incluido el programa de pavimentación de 1.000 kilómetros de vías terciarias, el Idea y la Gobernación han señalado que “buscan mecanismos financieros con la banca internacional para adelantar ingresos futuros de Hidroituango por valor de dos billones de pesos”.
Sin duda, y como ha ocurrido a nivel nacional y regional con otros proyectos estratégicos, es posible encontrar salidas financieras como la que se propone. Sin embargo, ellas tienen sus costos y estos son mayores en la medida que aumentan la incertidumbre y los riesgos.
Como lo señala el Idea (comunicado 009 de marzo 30 de 2016), por dificultades ambientales, Hidroituango “está en un 53 por ciento de ejecución, aunque debería ir en un 67 por ciento”.
Aunque se espera acelerar la ejecución de la obra y cumplir con la entrega de la primera etapa en noviembre de 2018, es bien conocido que, en proyectos de esta magnitud y complejidad, hay imponderables e imprevistos que afectan la marcha y los costos del mismo.
En estas condiciones, el Idea y la Gobernación deberían actuar con mayor prudencia y esperar a que Hidroituango esté terminado para conocer, con más certeza, los costos reales de la obra y los flujos de ingreso que se van a generar. Con esa información se pueden estructurar salidas financieras más confiables y menos onerosas.
De todas formas, debería tenerse en cuenta que el monto de la operación financiera que proponen las autoridades departamentales implicaría comprometer, por algo menos de diez años, una partida importante de los ingresos del Idea.
Esta eventual operación seguramente restringirá la ejecución de otras iniciativas propias del Idea, en particular, aquellas que tienen por objeto fomentar el desarrollo de los distintos municipios del Departamento, actividad que, desde su fundación hace 52 años, ha sido el núcleo de su accionar.
Confiamos que el legado que representa el Idea para el desarrollo de Antioquia se conserve intacto para futuras generaciones.
