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El desafío de Zelenski

hace 1 hora
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  • El desafío de Zelenski

Por estos días, cuando se aproxima el cuarto aniversario de la invasión de Rusia a Ucrania, nadie quisiera estar en los zapatos de Volodímir Zelenski. No solo continúa al frente de una guerra que desangra a Ucrania, sino que ahora debe hacer frente a uno de los mayores desafíos que se le hayan presentado desde la invasión: debe decidir sobre una propuesta de paz que amenaza con comprometer la soberanía de su país. A ello se suma un escándalo de corrupción en su gabinete, que mina su autoridad y le resta margen de maniobra en una coyuntura crítica.

El nuevo plan de paz, impulsado desde Estados Unidos con la bendición de Vladimir Putin y la presión directa de Donald Trump, partió de una propuesta inicial de 28 puntos que claramente favorecía los intereses de Moscú. Entre sus exigencias figuraban la cesión de territorios, la renuncia constitucional de Ucrania a ingresar en la OTAN, limitar el tamaño de su ejército y ofrecer incentivos económicos y geopolíticos a Moscú. Es decir, un acuerdo que equivaldría a una rendición diplomática.

Si Zelenski se niega de plano a la propuesta estaría rechazando la poca ayuda que aún sigue dando Estados Unidos, que aunque se limita a compartir información de inteligencia, es fundamental para Ucrania. Zelenski lo dejó claro en una alocución dirigida a la nación al referirse a que el meollo del asunto es que o bien pierden dignidad o se arriesgan a perder a un socio clave.

Las negociaciones iniciales, que se desarrollaron en Ginebra dejaron por fuera a Ucrania y a Europa. El diálogo se estuvo dando entre el empresario Steve Witkoff, designado por Trump como negociador, y Kirill Dmitriev, operador cercano a Putin. Europa reaccionó con indignación: el contenido del acuerdo proponía no solo limitar a Ucrania, sino desmantelar los mecanismos de seguridad regional que se habían construido tras la agresión rusa.

El fin de semana el asunto dio un leve giro. Kiev y Washington lograron reducir el borrador a 19 puntos, y eliminaron algunos de los asuntos más polémicos del texto presentado por Washington. Sin embargo, siguen sobre la mesa exigencias complicadas como el reconocimiento del control ruso sobre Donetsk y Lugansk y la prohibición de presencia militar de la OTAN en suelo ucraniano. A cambio, se le ofrece a Ucrania la liberación de activos rusos congelados para financiar la reconstrucción, y compromisos de seguridad.

A Kiev se le promete que si Moscú invadiera de nuevo, se restablecerían las sanciones y los rusos perderían los beneficios incluidos en el acuerdo. Estos incluyen la readmisión en el G8, un club de democracias ricas del que Rusia fue expulsada, además de la reintegración en la economía mundial.

El plan de paz llega en un momento en que el gobierno de Zelenski se ha visto debilitado por un escándalo de corrupción que implica a ministros de su gabinete que se han visto obligados a renunciar. Se les acusa de recibir millones de dólares en sobornos de la empresa estatal de energía nuclear. En medio de la guerra, la integridad institucional se convierte en un bien aún más preciado —y más frágil—.

Pero tal vez el cambio más inquietante sea el que se observa en la opinión pública ucraniana. Mientras que en 2022 apenas el 10 % de la población respaldaba una salida negociada al conflicto, hoy esa cifra supera el 70 %. El cansancio, los miles de muertos y la dureza de los inviernos sin paz han dejado su marca.

Al parecer la negociación tuvo un gran avance ayer, según reportan medios de Estados Unidos, que citan de manera anónima a “un alto mando estadounidense”: dice la fuente que los ucranianos, reunidos en Abu Dabi con delegados de Rusia y de Estados Unidos, “aceptaron el acuerdo de paz” y solo faltan “detalles menores”. Habrá que ver si es solo un anuncio para intentar ambientar el plan de paz o se hará realidad.

La historia juzgará el curso que tome esta paz negociada. Pero desde ya queda claro que, en su afán por cerrar una guerra que incomoda en el ajedrez geopolítico, algunas potencias parecen dispuestas a sacrificar principios por pragmatismo.

Muy pronto veremos cómo resuelve el desafío el presidente ucraniano. Trump quiere ver señales de buena voluntad antes de que termine la semana.

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