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A pesar de los problemas, vemos una luz al final del túnel en la economía para 2025, con un crecimiento que podría ser del 3%, frente al 2% esperado este año.
Cuando estamos a pocas horas de que termine este movido 2024, las expectativas y los buenos deseos se concentran en el 2025, que será de inmensos desafíos para los colombianos.
Más allá de lo que pase el año venidero con la paz total, que está enredada y no arroja resultados; con la radicalización del presidente Gustavo Petro y de su insistencia con el fantasma del golpe de Estado; de lo que pase en Venezuela con la posesión de Maduro; y de la llegada al poder del Donald Trump recargado, uno de los temas que acaparará la atención será el comportamiento de la economía en Colombia.
Petro y su gobierno están enredados con las cuentas fiscales. Hicieron cuentas alegres y cierran el año sin cinco y con muchos programas sociales desfinanciados. Lo que está ocurriendo raya con lo escandaloso: el petrismo que ha querido que lo identifiquen como un movimiento que defiende los subsidios, es el que por el contrario está quitando los que otros gobiernos habían puesto en práctica.
La línea narrativa que les dieron a influenciadores del gobierno y a sus bodegas para defender este desastre fue la de alegar que la culpa es de los congresistas que tumbaron la reforma tributaria. Sin embargo, la realidad es que el gobierno Petro se quedó sin plata porque hizo cuentas alegres: la DIAN se imaginó recaudar $315 billones en 2024, pero al cierre de noviembre iba en $250 billones. Una diferencia de $65 billones y solo falta diciembre que posiblemente no alcanza ni a recoger la mitad. ¿Por qué ha caído el recaudo de esa manera? ¿Cuántas empresas se han ido del país?
La tarea de empujar el carro de la economía el año entrante, como ocurrió también en este, recaerá en el sector privado, en los empresarios que han demostrado que están ahí cuando el país lo requiere; y en las regiones, cuyos mandatarios locales han demostrado tener liderazgo y capacidad para ejecutar obras.
Por lo pronto hay algunos síntomas positivos que nos hacen pensar que la economía del 2025 va a estar mejor. Empezando por el café. La cosecha cierra el año en 13 billones de pesos, con cifras récord en el precio internacional, la carga de 125 kilos alcanzó los 2,8 millones de pesos, el doble de lo que se pagaba hace un año. La buena noticia es que las ganancias del café van a más de 600 municipios productores y 552.000 familias que a su vez podrán contribuir a mover la economía. Falta ver si en 2025 las condiciones de esta especie de “bonanza” se mantienen.
También está el récord histórico en las remesas que envían colombianos desde el exterior, que en este 2024 son de 12.000 millones de dólares y se supone que en 2025 estarán por la misma cifra o más. Es tal el peso de las remesas en la economía que hoy equivalen a cuatro veces las exportaciones de café y le ganan a las ventas externas de carbón. Otra vez la pregunta ¿cuántas empresas y personas se están yendo del país?
El turismo también fue otro de los sectores de mostrar con la llegada de 6,2 millones de visitantes internacionales. Si bien, no ha logrado llegar al número de los 6,5 millones de turistas del 2017 y todavía estamos a años luz de países como México (40 millones al año) o España (cerca de 100 millones) por ahora las cifras demuestran que Colombia sigue siendo un destino atractivo en la región.
Por último hay gran expectativa con respecto a lo que ocurra con las tasas de interés, si se logran consolidar a precios bajos, el sector de la construcción que ha estado en la lona eventualmente puede levantarse de nuevo. En 2024 la tasa bajó de 13% a 9.5%. Entre otras cosas porque el Banco de la República “premió” el descenso en la inflación, que pasó de 9,28% en 2023 a cerca del 5% este año.
Pero falta ver cómo se jugará ese partido en 2025 con el aumento que hizo el gobierno de 9,54% al salario mínimo. Si, como plantean los expertos, se encarecen las nóminas y ese aumento trae más inflación, esa inflación podría hacer que el Emisor mantenga altas o suba más las tasas de interés.
Y si para el 2025 el Banco de la República espera cumplir la meta de inflación del 3% tocará ver si los dos nuevos codirectores del Emisor, de cinco en total que son, que nombrará Petro en enero actúan como técnicos o como políticos.
Cabe anotar que otra noticia positiva del 2024 fue el descenso del desempleo a 8,2% en noviembre, una cifra que no veíamos desde 2016: en 2025 se sabrá si esa caída es por la cantidad de burocracia que se ha creado en el Estado y por la cantidad de colombianos que se han ido y por ende ya no buscan empleo en Colombia, o si en efecto es una mejora estructural.
A pesar de los problemas, vemos una luz al final del túnel en la economía para 2025, con un crecimiento que podría ser del 3%, frente al 2% esperado este año. Esperemos que se cumplan los buenos augurios, que el país salga adelante y no nos quedemos atrapados en el pantano de la ineficiencia del Gobierno y de la polarización.