Hoy se cumplen 160 años de la Constitución de 1863. La misma que –según dice la leyenda– el poeta, novelista y político francés Víctor Hugo calificó como constitución para ángeles. Tal vez por eso solo duró 23 años vigente.
Uno de los puntos centrales de esta Carta Magna fue definir para Colombia (en esa época la Nueva Granada) un sistema de gobierno federal, en el cual existían nueve estados soberanos: Panamá, Antioquia, Magdalena, Bolívar, Santander, Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Cauca.
En ese contexto en buena hora la Federación de Departamentos ha decidido llevar a cabo hoy una nueva “Convención de Rionegro”, con la participación de todos los gobernadores del país. No deja de ser simbólico el hecho de que se realice en el mismo municipio en el cual se firmó la Carta del 63.
Pronunciar la palabra federalismo siempre levanta muchas ampollas. Y más si la palabra se pronuncia en Antioquia. Inmediatamente se piensa en división y fragmentación. Por eso, los gobernadores se han adelantado a ponerle un título sugerente pero tranquilizador: “Colombia federal, Colombia unida”.
Los gobernadores quieren presentarle al presidente Gustavo Petro una propuesta para que el centro, Bogotá, les dé a las regiones más autonomía y soberanía. Los gobernadores agrupados en la Federación de Departamentos alegan que la Constitución de 1991 se quedó corta en la materia. Y reclaman que les lleguen o que se puedan quedar con más recursos. En particular, plantean que se permita más participación de los departamentos en impuestos como el IVA.
La meta que se han puesto los gobernadores es ambiciosa: no solo avanzar en la descentralización sino que el país retorne a un modelo federalista ¿Cederá poder el Jefe de Estado?
Si se mira desde el ámbito nacional –como lo señaló un informe de EL COLOMBIANO–, de los casi 16 billones de pesos de regalías que se repartirán en 2023, apenas una tercera parte irá para inversión regional, según datos de Planeación Nacional.
Y si nos detenemos en Antioquia también habría argumentos para pedir mayor descentralización y autonomía. Durante la última década, de cada $100 de Producto Interno Bruto en Colombia, Antioquia aporta alrededor de $15 y eso a pesar de que representa el 13% de la población del país.
Si revisamos los impuestos, Antioquia aporta muchos más impuestos en porcentaje que lo que aporta en PIB al país. La dirección seccional de la Dian en Medellín recaudó el 24% de los impuestos reportados en 2021 (excluyendo aduanas y grandes contribuyentes), es decir en proporción aporta casi el doble del porcentaje de habitantes con respecto al país.
No es un descubrimiento nuevo: Antioquia le aporta en muchos sentidos más recursos al país que lo que recibe de él. Este destacado desempeño de la economía, de los habitantes y de las empresas antioqueñas tiene sentido traerlo a colación en tiempos como estos en los que algunos se han dedicado a atacar a los empresarios.
Esa diferencia, entre el porcentaje de habitantes (13%) y el porcentaje de impuestos que van a la nación y se recaudan en Antioquia (24%), es una consecuencia de tener un sistema político centralizado y un estatuto tributario progresivo, que lleva a buscar distribuir desde las regiones más prósperas a las más necesitadas del país, al igual que una mayor concentración del empleo y el gasto público en la capital, en este caso Bogotá.
En Estados Unidos, con su sistema federal, California –un estado que si fuera un país en sí mismo estaría entre el top 10 de los más ricos del mundo– recibe $0,97 dólares en gasto e inversión por parte del Gobierno Federal por cada dólar que aporta en impuestos. Por el contrario, el estado de Mississippi –de los más pobres dentro de este país– recibe más de $2 dólares por cada dólar que da en impuestos.
Esta desigualdad entre lo que algunos departamentos dan en impuestos y lo que reciben del Gobierno Nacional es un resultado evidente y, en muchos sentidos, deseado dentro de nuestra concepción solidaria del Estado, no sobra preguntar: ¿qué podrían hacer Antioquia y Medellín si tuvieran más autonomía para crear impuestos departamentales?, por ejemplo. Sobre todo si se tiene en cuenta que también en Antioquia y Medellín existen desigualdades por resolver.
No se trata de sacar las viejas banderas sobre una Antioquia Federal, pero sí invitamos a los legisladores antioqueños a promover un debate serio y argumentado respecto a la descentralización, si es bueno o no profundizarla y cómo se haría. Hay muchas deudas pendientes en la promesa de descentralización de la Constitución del 91, entre las que Antioquia podría ser una gran beneficiada si se le permite una mayor autonomía económica y tributaria que la que plantea la normativa vigente. .