Colombia se acerca al millón de personas infectadas por el coronavirus y a los 30 mil muertos. Los datos del Ministerio de Salud (a jueves 22 de octubre en la noche) indicaban 990.270 infectados, de los cuales han fallecido 29.636. Antioquia es, después de Bogotá, la región con más contagiados: 149.191 (304.567 la capital del país).
Como lo han informado las autoridades de salud, la mayor parte de la población contagiada puede pasar su periodo de recuperación en casa, para lo cual se requieren, obviamente, toda una serie de medidas de cuidado propias y para el núcleo familiar que allí habite. Hay incomodidades para todos, restricciones a la libertad de movimiento, pero es lo único que se puede hacer para evitar el crecimiento exponencial de los contagios.
La Secretaría de Salud de Antioquia reporta que en este departamento han fallecido (hasta el 22 de octubre) 2.940 personas, y que el Valle de Aburrá concentra el mayor número de casos, 124.294 (83,3 % del total), seguido por la subregión de Urabá (8.089 casos, 5,4 %) y el Oriente (6.025, 4,0 %).
En todo el Departamento, y tras un enorme esfuerzo público-privado por aumentar la dotación para atención en unidades de cuidados intensivos, hay actualmente 1.185 camas UCI, de las cuales 945 son UCI Covid, y de ellas, ya más del 80 % están ocupadas, por lo cual el gobierno departamental tuvo que declarar, con motivadas razones, la alerta roja hospitalaria.
La preocupación es obvia, sobre todo cuando se reporta que, por ejemplo, el Hospital Pablo Tobón Uribe, referente de servicios médicos y atención a los pacientes, está ocupado al ciento por ciento en su área de urgencias (no solo son enfermos de covid-19). También la Clínica CES está ocupada al 100 %. El Hospital General está en el 90 % de ocupación y su gerente advierte sobre la falta de personal y el agotamiento del que hay. Y la Clínica León XIII también ha reportado estar desbordada.
Los directores de estas clínicas y hospitales precisan que no todos los pacientes son covid, y que teniendo en cuenta que durante la extensa cuarentena y el confinamiento muchos dejaron de ir a los servicios médicos, ese represamiento se está haciendo notar ahora. Las autoridades de Medellín también han dicho que la red hospitalaria de Medellín “no está colapsada”, pero inquieta sobremanera que el creciente número de contagios de covid haga que esta curva genere un colapso en la red de atención.
La insistencia en las normas de comportamiento individual, familiar y social, está siempre sobre la mesa. No obstante, una vista general al movimiento en las calles arroja conclusiones poco edificantes sobre la conciencia personal y comunitaria sobre el alcance que puede tener la falta de cuidado y el desinterés por la salud propia y la de los demás.
Ya la economía y el sector productivo están funcionando y eso implica una mayor presencia de personas en espacios de alto movimiento, de contacto permanente con otros ciudadanos. Pero nadie debería relajar las medidas de protección y de sanidad. Ni la gente ni los encargados de velar por su acatamiento.
La economía, como han advertido los expertos, no podría cerrarse nuevamente. Pero ahí tenemos a la vista lo que pasa en Europa. La impaciencia por dejar atrás las restricciones no puede hacer que se pierda todo lo que se ha podido controlar hasta el momento.