Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
A Petro le
dieron su ‘Mordisco’
Resulta llamativa la reciente indignación del presidente Petro contra “Iván Mordisco”, a quien ahora sí llama “traqueto vestido de revolucionario”. ¿Un año y siete meses le tomó a Petro darse cuenta de eso?
Desde la instalación de la mesa de diálogo entre el gobierno de Gustavo Petro y las disidencias de las Farc, conocidas como el Estado Mayor Central (EMC), se sabía que la negociación con Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco, tenía menos futuro que cualquier otro intento de paz de los que ha emprendido gobierno alguno en Colombia.
La razón parece tan elemental como saber que “Mordisco” ha sido un enemigo de la paz desde que las Farc se sentaron a dialogar en 2012 con el gobierno de Juan Manuel Santos y que fue el primero, en 2016, en salirse de la negociación en La Habana y llamar a todos los guerrilleros a mantener la organización subversiva.
Su historial delictivo y criminal lo delatan como un hombre violento que desprecia a la población civil, tal como lo describe un perfil realizado por Insight Crime, en el que se afirma también que como comandante del Frente 1 de las extintas Farc, a “Mordisco” se le atribuyen toda suerte de delitos contra los civiles como extorsiones y reclutamiento forzado de menores de edad.
Y lo que es peor: el gobierno Petro le dejó abierto el camino a “Mordisco” para que se convirtiera en el peor azote del país en los últimos tiempos. El EMC fue el responsable el año pasado del 94% de los ataques contra la fuerza pública y de un 58% contra civiles (homicidios, desplazamiento, masacres y desapariciones), según la Defensoría del Pueblo.
El mal llamado Estado Mayor Central tiene presencia en el 62% del territorio nacional, con más de 4.000 hombres en armas, según informe del propio Gobierno. De los supuestos ideales subversivos con los que “Iván Mordisco” llegó a la guerrilla hace más de dos décadas no queda nada. Hoy su mayor interés es mantener el control de las rentas ilícitas que deja el narcotráfico y dominar las rutas para la exportación de coca hacia el Pacífico y el Amazonas brasilero.
A eso ha dedicado su ejército ilegal y por eso siembra terror en aquellas poblaciones que están en esos corredores estratégicos como el Cañón de Micay, donde se concentra el 70% de la hoja de coca del Cauca. Justo allí donde ha desterrado —poniendo de escudo a la población civil— a la fuerza pública, y donde el gobierno Petro ensaya un piloto de su política de drogas.
Todo este panorama está ampliamente documentado y por eso resulta llamativa la reciente indignación del presidente Petro contra “Iván Mordisco”, a quien ahora sí llama “traqueto vestido de revolucionario” y a quien ahora sí acusa de “estar asesinando al pueblo”. ¿Un año y siete meses le tomó a Petro darse cuenta de eso? ¿Qué responsabilidad asume el Gobierno de Gustavo Petro por despejar el camino a este grupo criminal sin tener ningún proceso honesto y sincero de cese al fuego? ¿Cuántos de los muertos son responsabilidad de la falta de acción de la fuerza pública y del gobierno? ¿Su improvisada política de paz ha condenado de nuevo a las poblaciones del Cauca a los peores momentos de la guerra?
Y es que la paz (o mejor la guerra), da pesar decirlo, pero se ha convertido en una suerte de círculo vicioso en Colombia. Cada cierto tiempo, los jefes de los grupos ilegales les sirven a los mandatarios de turno para tener una bandera de gobierno. Andrés Pastrana tuvo en Manuel Marulanda, Tirofijo, al personaje con el que se jugó la negociación y durante su mandato la foto de Pastrana solo en la mesa se convirtió en un estandarte de la paz frustrada. Luego vino Álvaro Uribe, a quien le correspondió lidiar, no solo con el ELN y las Farc, sino con los grupos paramilitares. Entonces salieron a relucir como figuras públicas los Castaño y Mancuso. Al gobierno de Santos, que logró firmar el Acuerdo de La Habana con las Farc, le correspondió mantener el pulso con Timochenko e Iván Márquez, este último un dolor de cabeza que terminó fundando la Segunda Marquetalia.
Ahora, el turno para Petro fue “Iván Mordisco”, que le enredó aún más el camino de la paz total, que cada día está más embolatada.
El cese al fuego es un chiste cruel. El Mecanismo de Veeduría, Monitoreo y Verificación reportó en diciembre pasado 71 presuntas violaciones por parte del combo de “Mordisco”; mientras que la Coordinadora Humanitaria (conformada por más de 700 organizaciones sociales del país) señaló que durante el año pasado el mismo grupo estuvo detrás de 207 hechos.
Como si fuera poco, el presidente Petro al anunciar que levantaba el cese al fuego, dijo que el EMC “no dio desde el principio ninguna señal de querer un proceso serio de paz” ¿Y entonces por qué firmó el cese al fuego? ¿Para ganar un titular en medios?
Lo peor, es que rompe el cese solo en el Cauca, Valle y Nariño. ¿Y es que acaso en el resto del país ese grupo no actúa igual? ¿O de qué le sirve a Petro mantener los beneficios a una parte del grupo?