Los pronósticos del Ideam para este mes, que hablan de lluvias excesivas en la mayor parte del territorio nacional, se están cumpliendo.
Mayo es un mes en el que por lo general hay aumento en las precipitaciones y en Antioquia estarán por encima del promedio.
Al día 14, sin contar el aguacero del martes, en esta ciudad se sobrepasó el promedio de lluvia de la segunda década del mes, llegando a 200 milímetros, cuando el promedio de ese lapso es de 150, superando lo que debe llover en todo el mes. El promedio histórico es de 180 milímetros.
Ha habido días con casi 50 milímetros, lo que demuestra la ocurrencia de eventos climáticos extremos, en los que en muy poco tiempo cae mucha lluvia, acorde con las predicciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas.
El Análisis de Vulnerabilidad y Riesgo en el país, incluido en la Tercera Comunicación Nacional que Colombia entregó a la Convención Marco sobre el Cambio Climático sobre los avances, revela que en Antioquia los mayores eventos de inundación y deslizamientos se dieron este decenio (datos hasta 2015), con también notorio incremento en los vendavales.
La situación la vive todo el planeta. La Organización Meteorológica Mundial reportó que 2018 sigue el mismo ritmo del año pasado en cuanto a fenómenos climáticos extremos. Las pérdidas por estos eventos llegaron en 2017 a 320.000 millones de dólares, la suma más alta desde que se llevan registros.
Vivimos una nueva realidad que hay que afrontar para reducir la vulnerabilidad local y regional.
Las inundaciones cada vez más frecuentes de las calles de Medellín y el Aburrá, y el desbordamiento de quebradas son un recorderis sobre el espacio verde perdido por la falta de planificación del pasado, que hace que la lluvia ruede libre por el cemento.
Hay zonas donde estos eventos son repetidos. Y no solo son las lluvias: los desastres por fuertes veranos también serán comunes. Es decir, hay que prepararse.
Por las próximas décadas el calentamiento global y sus consecuencias en el clima se mantendrán. No se trata solo de activar los comités de emergencia y de establecer sistemas de alerta temprana, tan necesarios.
Hay que llegar hasta la planeación pormenorizada del territorio para conocer en detalle las vulnerabilidades y buscar remedios para disminuir las pérdidas en vidas, bienes e infraestructura informando a las autoridades y ciudadanos sobre lo que puede pasar y lo que se debe hacer.
No puede ser una información para mantener en anaqueles ni reservada para los funcionarios.
Es un asunto que no da espera y frente al cual todos tenemos que actuar, pues la responsabilidad no es de una sola entidad ni persona. Nos afecta por parejo, aunque sean más vulnerables las personas de menos recursos económicos. Las inundaciones de las últimas semanas se han dado a lo largo y ancho de la región metropolitana.
Hasta ahora queda la impresión de que al tema no se le concede la importancia que tiene. No puede ser que se repitan año tras año desastres en los mismos sitios y nada se haga.
Este es un llamado a autoridades, dirigentes y ciudadanía a actuar con decisión y rapidez para lograr la mejor adaptación posible a la nueva realidad climática.