Pico y Placa Medellín
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Altavoz, Altavoz, Altavoz. Qué lindo camino has construido, qué hermosos años de sueños cumplidos, qué gran escuela sigues dictando. Eres un gran festival, Medellín te debe y por supuesto, en esa misma medida te va a responder. Hiciste bandas, hiciste fotógrafos, sellos, empresas, igual que luminotécnicos, gestores, periodistas, guitarristas, bajistas, bateristas, managers, hiciste el sueño realidad de muchos. Todo hay que decírtelo. Gracias.
Y esas ganas de saltar, cantar, vibrar, encontrarnos con amigos y seguir construyendo la historia musical de nuestra ciudad seguirá, sin duda.
Las implicaciones presupuestales, políticas y burocráticas, han encontrado al festival en un mal momento, eso se refleja en su cartel de 20 años de celebración. Malos manejos administrativos, y esa actitud déspota de altos funcionarios, cayeron sin medida en el cariño que muchos le han puesto al festival, incluyendo su dirección actual, que me consta se ha hecho con profesionalismo, rigurosidad y sobre todo pasión, hablo en nombre propio y le agradezco su fuerza y compromiso, gracias Felipe Grajales por lo que haces por Altavoz. De la misma manera agradezco a nombres que han aportado su trabajo con amor al festival. Santiago Arango, David Viola, Mónica Moreno, Katherine Betancur, Luis Grisales. Gracias a ustedes.
Con toda seguridad, la dirección de Altavoz intentó hacerlo mejor por celebrar los 20 años del festival, pero asumo que es difícil trabajar así.
Año tras año nos encontramos con las mismas preguntas, los mismos críticos y la misma ansiedad. Los tiempos han cambiado y debemos diferenciar entre un festival público y el gran abanico de posibilidades con los festivales privados que ingresan al país. No hay cómo comparar, ni superar las apuestas comerciales actuales.
Justo por eso, este texto busca reflexionar en esa diferenciación entre lo público y lo privado, y la posibilidad de replantear festivales como Altavoz teniendo la oferta impresionante de festivales en el país. Quizá un formato más pequeño pero más poderoso podría acoplarse a las necesidades de Altavoz.
Ahora, el sueño de los grandes artistas está con los festivales privados, y para eso la gente puede pagar. Altavoz, como bien lo dije al inicio, es una estrategia de formación de nuestra escena musical. Es probable que con este panorama esa visión pueda cambiar y esos recursos puedan entrar directamente a materializarse en el arte y los artistas de la ciudad, en sus obras o giras.
Sea lo que sea y más allá de las críticas y memes en redes sociales, los 20 años de Altavoz no se cumplen este año, será en el 2024, ya que la primera edición del festival fue en el 2004, cómo olvidarla. Siendo así, prefiero pensar que los 20 años fueron en el festival del año pasado, que fue una gran edición. O mejor aún, prefiero congelar este año y que celebremos el próximo año los veinte años de este camino que todos disfrutamos.