x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Crónicas de un Fan Fatal: Ya no hay canciones, hay contenido

15 de marzo de 2025
bookmark

Si usted está leyendo este espacio, que se ha mantenido por más de diez años en este periódico, es porque le interesa la música y ve en ella no solo una fuente de inspiración y espiritualidad, sino también una forma de trabajo y una necesidad, sea como oyente, músico, fan, productor o gestor. Por eso, esta reflexión busca únicamente el análisis y la crítica respetuosa.

Un proyecto musical, un solista o una banda solo necesitan una canción, una buena canción para existir y dejar algo en el camino. Una. Pero ahora ni eso está pasando. Llega la música simple, líquida, que se esfuma con las semanas y no deja ni un recuerdo. Las canciones han pasado a otro plano, se han convertido en la excusa para hablarle a una cámara de celular en una red social y brillar desde ahí.

Lo que quiero decir es que la gente que antes hacía canciones ahora hace contenido, y la que hacía contenido ahora hace canciones. Estamos atrapados en un bucle interminable que cada vez nos aleja más del sentido espiritual y poético del acto musical.

Los sonidos, las letras, los tracks y la música han dejado de ser el centro de atención y han pasado a formar parte de un espectáculo que gira en torno a la imagen y la viralidad. Esto no es completamente nuevo. La industria musical siempre ha jugado con la imagen y la estrategia de marketing. Pero hoy el foco ha cambiado tanto que muchos artistas ya no buscan solo hacer una canción que perdure; buscan hacerse famosos rápidamente, ser virales, estar en todos los lugares al mismo tiempo, en cada pantalla, en cada feed de Instagram o TikTok. La música ha quedado como una excusa para alimentar ese ciclo.

Y no solo afecta a los artistas consagrados, también está impactando a los emergentes. En lugar de enfocarse en construir su sonido, su propuesta artística o su identidad, los nuevos músicos se ven obligados a adaptarse a un modelo donde, más que la música, su presencia en redes sociales es lo que los define. El resultado de esto son canciones que a veces no tienen nada que contar, pero están diseñadas estratégicamente para encajar en un formato que pueda ser consumido de inmediato, para que los algoritmos las promuevan y las conviertan en tendencia.

Esta nueva “estrategia” nos cuestiona sobre el rol de la música en nuestros días: ¿Será que la digitalización, la vida vertiginosa de las redes sociales, han hecho que se pierda la conexión emocional entre música y oyente?

¿Está la autenticidad siendo sacrificada por la necesidad de visibilidad instantánea? Es una reflexión que todos, como parte de esta industria, debemos hacernos. Y más bien, establecer un justo equilibrio entre estas dos actualidades innegables. La música siempre ha sido un reflejo de nuestra sociedad, pero si seguimos priorizando el contenido vacío sobre la creatividad genuina, dentro de unos años podríamos estar preguntándonos qué pasó con esas canciones que realmente nos tocaban el alma.

Lo cierto es que la música, como cualquier arte, evoluciona, y las tendencias cambian. Pero eso no significa que debamos olvidar lo que hace única a una canción: la capacidad de hacer sentir algo verdadero, algo profundo, algo humano. Ojalá no lleguemos al punto en que esa “buena canción” sea solo una mercancía más dentro de un sistema que solo busca likes y reproducciones, y no personas que, a través de la música, se encuentren a sí mismas.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD