Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
Hola de nuevo a los amigos que cada año te abrazan con las canciones. Hola de nuevo a descubrir bandas que se convertirán en compañía permanente. Hola de nuevo a esa sensación indescriptible: sentir el bajo y el bombo en el pecho cuando te vas acercando al escenario. Hola de nuevo a cantar, gritar y bailar, porque la cabeza y el corazón lo necesitan. Hola de nuevo a cumplir sueños sonoros o simplemente a recordar cuál es nuestro lugar en el mundo. Hola de nuevo a seguir sumando kilómetros musicales. Hola de nuevo a hacer parte de la historia musical de Medellín. Hola, de nuevo, Altavoz: todos te estábamos esperando.
En unos días viviremos una nueva edición del festival público de música más grande de Medellín: el Festival Altavoz. Y eso es motivo de celebración, además de orgullo, porque desde 2004 no ha dejado de realizarse, ni siquiera en pandemia. Esa lucha, esa fuerza, lleva el corazón de todos los que amamos la música en vivo y creemos en ella.
Es cierto que hoy el país cuenta con una oferta amplia de festivales, alineada con las giras musicales mundiales que pasan por Latinoamérica. Pero Altavoz tiene un ingrediente especial: es un festival público. Eso significa que se financia con los recursos de todos y, por la misma razón, nos pertenece a todos. Es un festival que debemos cuidar como se cuida el amor o el hogar. Altavoz le da la posibilidad de cumplir sueños musicales a quienes no tienen cómo pagar festivales privados, y eso ya es motivo suficiente para celebrarlo.
Durante 20 años se ha mantenido en pie, atravesando distintas administraciones, gracias a un acuerdo de política pública que ha permitido mantener vivo el sueño. El festival fue nominado a los Music Cities Awards, en la categoría de programas que utilizan la música para el desarrollo comunitario y económico de las ciudades. Y con las cifras de 2024, que superaron los 60.000 asistentes, esperamos que siga creciendo y genere, por ejemplo, que la administración local o departamental piense en espacios adecuados para la realización de eventos masivos.
Pero más allá de los retos y las exigencias como público o actores del sistema, mi invitación es simple: vayamos al festival, disfrutémoslo, encontremos en él esas pequeñas cosas que nos hacen felices. Ir a ver música en vivo es un regalo de la vida, y en esta ocasión es gratis.
Festival Internacional Altavoz — octubre 11, 12 y 13. Allá nos vemos.