x

Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

Artesanías para niños. Boxtrolls, de Anthony Stacchi y Graham Annable

14 de noviembre de 2014
bookmark

Paradójicamente cuando la mayor parte de la cartelera de cine parece hecha para adultos que nunca pasaron de la pubertad, que se disfrazan de agentes de policía o se enorgullecen de ser tontos, es el buen cine “para niños” el que puede salvarnos del tedio, la monotonía y los malos chistes, gracias a la asombrosa belleza visual y a la ternura bien entendida de una cinta como “Boxtrolls”.

Se llaman así los personajes que dan nombre a la película porque, como caracoles con su concha, estos trolls cargan consigo una caja que los distingue entre sí (por eso el protagonista se llama Huevos, aunque como nombre de personaje no suene tan bien en español), que es casi parte de su cuerpo y al mismo tiempo les sirve como camuflaje para esconderse de los humanos, a quienes les tienen pánico, pero cuyas creaciones (juguetes, prendas de vestir, discos, lámparas) adoran y por eso la ciudad subterránea en la que viven es un prodigio maravilloso, una encantadora construcción creada por seres que inventan y reciclan, que se observa con deleite en las secuencias de apertura. El hecho de que “Boxtrolls” esté hecha en animación cuadro a cuadro, en la que deben fotografiarse objetos reales para crear el movimiento, le da ese aire “artesanal” que lo distingue de la perfectísima animación realizada completamente por computador y que le ha permitido a las películas elaboradas con esta técnica (“Coraline”, “ParaNorman”) tener un lugar cada vez más importante dentro del universo del cine animado.

Huevos descubre que él es un niño y no un troll, una noche en que se encuentra con Winnie, la hija del alcalde del pueblo en el que viven, Cheesebridge, mientras huye del malvado de la función, un tipo terrible que le ha hecho creer a todos que los trolls comen personas y beben sangre humana, para que le permitan cazarlos a todos y así conseguir uno de los sombreros blancos, que distinguen a la clase dirigente de la ciudad. Igual que pasaba en “Coraline”, aquí los que salen peor parados son los adultos, tan concentrados en nimiedades como los sabores de los quesos que catan, que han olvidado cosas básicas, como el mantenimiento de los puentes o hacerle sentir a sus hijos que los escuchan. El contraste entre los refinados y elegantes humanos y la fealdad grotesca de los trolls, refuerza uno de los mensajes centrales de la película: lo que importa es lo que llevamos dentro, los sentimientos que cargamos en esta caja a la que llamamos cuerpo.

En cierto momento, “Boxtrolls” renuncia a la complejidad narrativa de su inicio, cuando los diálogos son mínimos, y se convierte en una fábula más tradicional, tanto en su desarrollo como en su mensaje, pero eso no le resta ni un ápice a sus valores estéticos, extraordinarios de principio a fin. Tal vez lo que pasa es que los cinéfilos somos cada vez más exigentes con las películas animadas, porque en este cine actual, repleto de adultos infantilizados y tramas bobas, queremos que sean las películas infantiles las más profundas.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida