La mirada sobre lo que se produjo en este año 2016, suponiendo que la hiciéramos desde el futuro, va a ser muy polémica, debatible. Será muy difícil una visión de consenso después de que la obtención del acuerdo entre el gobierno de Santos y las Farc se hiciera mediante procedimientos que no fueron aceptados por una amplia franja de población. Para unos esto será el precio que había que pagar por la paz, para desarmar a la guerrilla. Para otros será un precio muy alto, oneroso, en la medida en que se hizo al final sin consultar a la opinión. Y con una influencia muy agresiva del poder Ejecutivo sobre las demás ramas del poder, que deformó por completo el sistema político.
Se puede prever que la fuerza política que va a sostener a la guerrilla será muy fuerte. Tendrán espacios bastante más amplios que los de ahora, incluso se puede pensar que estén en alianza con alguna fuerza que haya apoyado el proceso de paz y que esté con ella en el ejercicio del gobierno, imponiendo su visión de la sociedad.
La Unidad Nacional saltará en pedazos, y esa circunstancia servirá a las pretensiones del movimiento político que surja para representar a las Farc.
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