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Columnistas | PUBLICADO EL 18 octubre 2022

Versos desde Uganda

Los colombianos no hablamos de frente, rodeamos las respuestas ante los retos. Preferimos los eufemismos, esas frases y palabras esquivas, para no enfrentarnos a la realidad.

Versos desde Uganda
Por Melquisedec Torres - @Melquisedec70
Infográfico

Idi Amin Dada es quizá el tirano africano más famoso de la historia. De vagabundo en las calles de Kampala, la capital de Uganda, pasó a oficial militar de las fuerzas de ocupación británicas y luego a dictador en 1971; se le ha señalado de provocar más de 300 mil muertes en su país en medio de un régimen de 8 años despótico, brutal y absolutista con una mezcla de locura y cinismo que el mundo veía entre horrorizado y con carcajadas dadas sus excentricidades.

Además de sus baños de sangre, en la economía Idi Amin comenzó por nacionalizar empresas y bancos provocando inmediata fuga de capitales; luego expulsó del país a unos 50 mil indios – que eran la base empresarial ugandesa – y entregó esos negocios a sus compinches quienes bien pronto los arruinaron. Y, mientras tanto, ampliaba el sector público para complacer con puestos a la masa que lo apoyaba; el acabose llegó cuando uno de sus ministros de finanzas (de Hacienda se llama por acá), le informó que “las arcas del gobierno están vacías”. Amin le contestó a gritos: “Eres un estúpido. Si no tenemos dinero, la solución es muy simple: deberías imprimir más dinero”. El ministro huyó, su remplazo debió mandar a imprimir más billetes para salvar su vida y Uganda se fue al pozo oscuro de su pobreza.

Se hacía llamar “Último Rey de Escocia” y solía enviar mensajes diplomáticos a líderes del mundo como la misma Reina Isabel II, ofreciéndole donaciones de alimentos, al presidente Richard Nixon con posibilidad de asilo, al secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, elogiando a Hitler, al líder soviético Brezhnev y al chino Mao ofreciendo su apoyo como mediador.

Dejemos quieto a Idi, que murió orondo, feliz y millonario en su exilio en Arabia Saudita hace ya 19 años. Volvamos a nuestras cuitas de país. Sacrificar un mundo para pulir un verso, dijo por estas tierras hace un siglo el poeta Guillermo Valencia, paradigma del obsesivo celo colombiano por los eufemismos, esas frases y palabras esquivas para no enfrentarnos a la realidad. No hablamos de frente, rodeamos las respuestas ante los retos.

Hablemos de frente. Es real el peligro de quiebra del país si continúa el nuevo gobierno anunciando medidas tan o más suicidas que las que aplicó hace 50 años Idi Amin Dada en esa pobrísima y atrasada Uganda. (¿O simplemente si continúa el nuevo gobierno?)

Irene Vélez y Gustavo Petro dicen y repiten – mientras el ministro Ocampo trata de enmendar esa plana peligrosa – que Colombia no firmará más contratos para explorar gas y petróleo dizque para contener el cambio climático mundial (en el que Colombia solo pone 2 partes por cada 10 mil); dice Gustavo “subir la tasa de interés desata la inflación”, mientras todos los bancos centrales del mundo las incrementan para contener la inflación. Ahora y siempre.

O Petro es el nuevo y remozado Marx de la economía mundial, y los expertos de los bancos centrales del planeta son unos idiotas, o las teorías económicas de Idi Amin han reencarnado en Colombia. Y nos volveremos Uganda, no Venezuela

Melquisedec Torres

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