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Un año por el desagüe: sólo la coca baja de precio

En realidad, como sucede a menudo cuando las izquierdas llegan al poder, la agenda política ha sido más cosmética que práctica.

10 de agosto de 2023
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  • Un año por el desagüe: sólo la coca baja de precio

Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es

Va camino del lustro, entre pandemias, crisis y zarandajas varias, el tiempo dilapidado para avanzar en todos los frentes. El económico está hecho unos zorros. El social, con un pasito para adelante y dos para atrás. El medioambiental, en el limbo. Cuando se cumple un año de la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño, anda aún el alto comisionado para la Paz rogándoles a las disidencias de las Farc y del ELN una tregua de 36 horas para sacar del confinamiento a las comunidades de Samaniego, en Nariño, atrapadas entre el fuego cruzado de los pistoleros. Es lo que tiene tender la mano a los ladrones, que te la cortan sin miramientos.

Colombia no sólo no ha avanzado un milímetro en la mal llamada paz, sino que el conflicto se agudiza cada día por la absurda distensión que ya fracasó en otras ocasiones. Los que crecimos con Berlín partido en dos entre la RDA y la Alemania Federal, y la amenaza nuclear soviética como nana lo sabemos bien.

En realidad, como sucede a menudo cuando las izquierdas llegan al poder, la agenda política ha sido más cosmética que práctica. Los gestos vacíos, como sacar a pasear la espada de Bolívar -quien no era precisamente un pacifista de izquierdas, sino todo lo contrario-, mandar pasear a la Guardia Indígena o gobernar durante una semana desde La Guajira, el departamento con las mayores tasas de pobreza, han sido el pan nuestro de cada día. Todo aderezado con lamentos, letanías interminables y el constante “flash back” de un gobierno con el retrovisor constante mirando, no ya hacia el pasado, que ya tiene delito, sino en los libros de historia.

En lo económico, sin unos planes concretos y realistas, no hay más que ver los datos de la OCDE, que sitúan a Colombia con el tercer mayor alza de los precios en junio, con un repunte del IPC del 12,1%, sólo superado por Turquía y Hungría.

Vayamos a otro de los asuntos en los que los retrocesos son más que notables. La coca. Con el 60% de la producción mundial, en 2021 se alcanzaron las 204.000 hectáreas dedicadas a los cultivos de coca en Colombia, lo que representa un incremento del 43% en comparación con el año anterior. Es la mayor extensión de tierra destinada a estos cultivos registrada hasta la fecha, según los datos de la ONU. Esta sobreproducción ha provocado un desplome del 50% en el precio del kilo de hoja de coca, de 70.000 dólares a 38.000, según un reciente artículo del semanario “The Economist”.

Otro síntoma de preocupación de la ausencia total de políticas efectivas de igualdad y de apoyo a las familias: en 2022 se compró más comida para perros que pañales para bebés, según un estudio de Kantar. Esto sólo indica la ausencia de respaldo a la maternidad desde todas las instancias y la estupidez de la sociedad, que envejecerá sola, hablando con mascotas y sombras, y sin las cotizaciones de esos niños que nunca nacieron. Porque, que yo sepa, los perretes y gatetes no aportan para las pensiones ni la economía.

No voy a extenderme más porque la retahíla de errores es mayúscula. La corrupción de un gobierno que vino a limpiar el país es la última, con su hijo Nico al frente. Tras un año de despropósitos, sin mayorías políticas suficientes y con el populismo por bandera, solo cabe esperar que la cosa mejore. Aunque para eso haya que ponerse a trabajar.

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