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Columnistas | PUBLICADO EL 25 marzo 2020

TODOS RESPONSABLES DE TODOS

Por maría clara ospinaredaccion@elcolombiano.com.co

En esta pandemia estamos todos juntos. Y juntos la superaremos. ¡Esperen y verán! Porque, si hay algo que el ser humano ha probado ser a través de los siglos, es resistente y capaz de recuperarse.

El hombre ha pasado por las peores catástrofes naturales, las guerras más violentas y crueles; criminales, tiranos y verdugos de todas las especies; y las plagas o pandemias más devastadoras, casi todas ellas peores que la actual.

Hoy todos estamos, de una u otra manera, en cuarentena. El futuro se nos antoja incierto. El porvenir se ha convertido en algo abstracto, inseguro, amenazante. ¿Cuántos serán contagiados, cuántos no sobreviran? Solo ver la reciente línea de camiones militares transportando cadáveres en Italia, es aterrador.

No solo podemos perder la vida, sino también la supervivencia después de la pandemia. ¿Cuántos perderán sus empleos o sus negocios o utilizarán el total de sus ahorros para poder aguantar el golpe del desempleo? ¿Qué pasará con tantos dependientes de las ayudas sociales de los gobiernos cuando estas tengan que ser recortadas o canceladas?

Este pánico económico es, con toda seguridad, más grave y duradero que la misma pandemia. Sin embargo, es reconfortante ver esa hermandad que ha crecido entre los humanos. Hemos visto y oído, con emoción, a muchos cantar o tocar sus instrumentos desde los balcones de las casas donde pasan esta cuarentena, que parece no tener fin. Una manera de darle un respiro a la soledad, el miedo y la incertidumbre. Una manera de compartir el aislamiento con “nuevos” hermanos. Otros dan clases de gimnasia, o de cocina, para que los vecinos las puedan tomar sin salir de casa. Compartimos libros, vivencias consejos, con vecinos y extraños, hasta con la policía, como hacía tiempo no lo hacíamos.

Quizá lo mejor es ver a los “milenios”, ese grupo de jóvenes nacidos alrededor del cambio de siglo, vistos por muchos como “indiferentes, tomar responsabilidad hacia sus semejantes muy en serio. Serán los que lleven la carga más pesada de esta catástrofe mundial. Muchos ancianos dependen del cuidado que ellos les puedan proporcionar, ayudando a mantenerlos seguros, llevando sus mercados, remedios, enseñándoles a manejar algún equipo electrónico para que se mantengan comunicados.

Hoy somos todos responsables de todos. Nos debemos cubrir de bondad, y no hay mayor bondad y respeto hacia nuestros familiares, amigos y conciudadanos, que no comprar más de lo necesario, para que todo alcance para todos, quedarnos en nuestras casas para disminuir la propagación del contagio y mantenernos comunicados.

Nada alegra más un encierro obligado que el sonido de una voz amiga, o amada, a través del teléfono, un corto buenos días o buenas noches, ¿en qué andas?, ¿cómo te sientes? O, un dulce beso imaginario.

Que este sea el momento fortalecer nuestros lazos de amor, familia y amistad; el momento para leer, aprender un idioma, aprender a bordar, cocinar, pintar o meditar y disfrutar de una soledad fructífera y bien llevada.

Si quiere más información:

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