Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Si de fortalecer el aparato productivo se trata, esto se logra solamente generando mas competencia a los productores nacionales, no menos.
Por David Yanovich - redacción@elcolombiano.com.co
“Ante las alzas de las tasas de interés, se debe responder con mayores aranceles para proteger los sectores de la industria y la agricultura, y para proteger el trabajo nacional”. Esto dijo el presidente Petro en su alocución televisada del pasado domingo.
Los aranceles tienen varios efectos negativos que a la larga son mas nocivos que un eventual beneficio cortoplacista derivado de la protección industrial o agrícola.
El economista Robert Mundell, ganador del premio Nobel, encontró que subir aranceles no ayuda a aumentar el PIB ni el empleo. Esto porque un arancel, que en teoría mejora la posición de la balanza de pagos del país, podría provocar un fortalecimiento del peso, lo que al final puede terminar en una reducción del crecimiento y del empleo. Este efecto se puede ver empeorado con una política monetaria laxa, cosa que por lo menos no sucede hoy en día en Colombia. Es decir, el Banco de la República en teoría tendría espacio para maniobrar los efectos negativos de los aranceles.
Por el lado de la competitividad y la productividad, los factores que realmente afectan a buena parte de la industria y la agricultura en Colombia, un arancel lo que hace es que elimina de un tajo el incentivo que tienen estos sectores para competir de manera eficiente. La protección arancelaria de una vez permite incorporar ineficiencias en competitividad y productividad, desmejorando de esa forma el aparato productivo del país.
Un arancel, además, inmediatamente se reflejaría en precios mas altos para todos los colombianos, pues protegería estas ineficiencias locales y permitirían a los productores transferirlas a los consumidores. Esto es particularmente grave para las familias de menores ingresos, pues comenzarían a destinar cada vez un mayor presupuesto a comprar los bienes y servicios que, compitiendo con productos importados, no pueden transferir al precio estas ineficiencias.
Y, finalmente, está la posibilidad de que los socios comerciales de Colombia, a su vez, impogan aranceles a los productos colombianos como señal de represalia, haciendo menos competitiva la producción nacional. Esto sin contar las eventuales sanciones que podría imponer la OMC al país.
Sin duda es loable el propósito de tener unos sectores industriales y agrícolas pujantes y productivos. Y quizá imponer aranceles selectivos sea bueno en el corto y mediano plazo para unos sectores específicos. Pero si de fortalecer el aparato productivo se trata, esto se logra solamente generando mas competencia a los productores nacionales, no menos. Este fortalecimiento se logra incentivando a la industria y agroindustria locales a ser cada vez mas eficientes y productivos, cosa que se logra compitiendo internacionalmente, no atendiendo solo el mercado local. Como muchos anuncios del presidente, pueden sonar taquilleros y populares, pero en el fondo se trata de políticas que muy probablemente tendrán efectos negativos para el país.