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“Lo repito y ratifico, Gustavo Petro no sabía nada de los dineros recibidos por Nicolás durante la campaña presidencial”: Day Vásquez.
“Ni Gustavo Petro ni el gerente de campaña, Ricardo Roa, estaban enterados de que recibí dineros de Santander Lopesierra y Gabriel Hilsaca”: Nicolás Petro.
“Él (Gustavo) no sabía que yo iba a ir a la cárcel [...] Gustavo obtuvo un millón y pico de votos que no tenía antes. Ahora, si te das cuenta, con ese millón y pico de votos fue que ganó”: Juan Fernando Petro.
“Hay que adelantar investigaciones, el doctor Armando Benedetti debe explicarle al país sus palabras y los audios. Yo le creo a Gustavo Petro, él no sabía nada”: Alejandro Ocampo.
“Ese cónclave era de un alto nivel. Un círculo pequeño de ministros y directivos con capacidad de dar órdenes. Gustavo Petro es una víctima más en este caso, directamente no sabía, tengo que dar fe de eso”: Olmedo López.
Cada semana el gobierno de Gustavo Petro nos sorprende con un nuevo escándalo y los sortea, en cada ocasión, con una declaración que plantea dos escenarios profundamente preocupantes para el país: “el presidente Petro no sabía nada”.
Si el presidente realmente no está al tanto de los desmanes que se gestan bajo su mandato... si no tiene la más mínima idea de los miles de millones de pesos que se desaparecen, de las reuniones que se cumplen, de las transacciones que se pactan, del esquema donde se reciben órdenes y se cumplen, de que llegó a la presidencia desde las sombras del narcotráfico y las cárceles; nos enfrentamos a un vacío de liderazgo alarmante y a una incompetencia absoluta.
El segundo caso, al que le apuesto, es peor, uno que se asemeja más a un capo que a un presidente, una atmósfera de miedo donde la verdad se suprime y la corrupción florece. A diario nos demuestran que meterse con la plata cuesta, pero meterse con Gustavo cuesta más. Un escenario donde los titulares no son ni siquiera la punta del iceberg y lo que se desconoce es peor.
Un líder es culpable por acción por omisión, por incompetencia o por complicidad. Es difícil imaginar que el calculador candidato durante 12 años, hoy sea un turista extraviado en su propia presidencia, que el mayor tuitero del país sea el último en enterarse de hasta el más insignificante acontecimiento de su gobierno.
No creímos que fuera a las espaldas de Samper en julio de 1995, tampoco que en marzo de 2017 Santos se acabara de enterar... y mucho menos creemos que Gustavo no hubiera criado todos los implicados en los escándalos de su gobierno.
