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Columnistas | PUBLICADO EL 02 octubre 2022

Social

Hace algunos años era normal considerar que el enfoque social de los proyectos correspondía solo al sector de las organizaciones de la sociedad civil o a lo público. Algunas empresas y organizaciones con mucha fuerza le daban vida a una reflexión por el impacto en las personas desde lo privado, pero no era la pregunta común. Ahora, esta dimensión está presente en todo, en las acciones de las empresas, pero también en el día a día de un número importante de valiosas organizaciones que han construido tejidos enfocados en las personas y el acompañamiento permanente en territorios y poblaciones que más lo han requerido.

Hoy en día se hace urgente que tengamos más conexiones entre sectores. Hablamos de nuevos paradigmas a los cuales se enfrentan las empresas y sobre la invitación para que trabajen con un propósito elevado determinado; pero también hablamos de nuevos retos a los que se enfrentan las organizaciones del sector social, nuevas fuentes de financiación, la reflexión por modelos de intervención que les permitan mayor sostenibilidad, la reflexión sobre cómo medir y evidenciar más el impacto en lo que hacen, el fortalecimiento de su gobierno corporativo, para mencionar algunas.

Decíamos hace unos días en un panel organizado por Antioquia Presente y la Fundación Oleductos de Colombia, sobre la gerencia social del siglo XXI, que tenemos mucho que aprender entre sectores. Es imperativo que nos conectemos mucho más, que elevemos el reconocimiento que tenemos de los otros instalando una conversación mucho más estructurada que logre acciones conjuntas. Creo que esta discusión pasa por la reflexión del triple impacto, cómo ganamos todos en cada intervención y cómo ganan las comunidades. Si juntamos saberes, podremos encontrar nuevos caminos para potenciar nuestras capacidades particulares en beneficio de todos.

Celebro las diferentes iniciativas de instituciones y de líderes por conectarnos, por abrir nuevas conversaciones y reconocernos. Han sido años de muchas historias en las que también el sector social ha construido ciudad y país, tratar siquiera de nombrarlas en una sola columna sería una ofensa al impacto y la construcción que han hecho; pero sí puedo aportar a expandir la mirada entre sectores, generar oportunidades para saber quiénes estamos desarrollando acciones sociales, cómo las hacemos, y, desde ahí, desde una perspectiva de horizontalidad, reconectar ese tejido multiactor y nuestras mayores fortalezas institucionales y personales.

Se tejen nuevos programas que buscan sumar, contribuir y construir con lo construido. Buen momento para hacer partícipes a más actores en esta conversación, para que reconozcamos la fuerza de nuestras acciones juntos, con las empresas, el sector social, la academia, el sector público y los aliados internacionales que coinciden en la necesidad de cruzar puentes para encontrar nuevas formas de impactar. Contribuirá esto para construir confianza y resignificar el valioso trabajo de las organizaciones sociales. Confío en que juntos podemos ver con nuevos ojos las realidades que nos lleven por nuevos caminos para conectarnos con causas nobles y necesarias 

María Luisa Zapata Trujillo

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