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Milei ha puesto en evidencia todos los desórdenes del Estado, las malas mañas que existen y las miopías frente a problemas crecientes que no son solo argentinos sino también del vecindario.
Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com
Estación Interrogante, a la que llegan todo clase de asustados: los que ya no podrán vivir del Estado sin ir a trabajar, los que son delincuentes y van a perder sus gabelas en derechos humanos, los que no van a recibir ayudas del gobierno porque jugaron con ellas y se las gastaron en otras cosas, los que dicen que el presidente está loco y vive entre perros al lado de una hermana hechicera, los que sostienen que la democracia no puede convertirse una monarquía tiránica, los que hablan del fin del país porque la economía no funciona sin regulaciones del gobierno, los que hacen parte de plantas desmesuradas en instituciones estatales que hay que purgar (empleos excesivos a dedo), los que alegan que no habrá libertad de expresión debido a los recortes publicitarios en los medios, los que lideran protestas reclamando derechos adquiridos y quieren llenar las calles con banderas y pancartas, los subsidiados que no dan buena cuenta de lo que reciben, los que dicen que de dónde salieron tantas normas en menos de un mes, en fin, lo que sucede es que todo se está moviendo y unos caen y otro se agarran, algunos saltan y los más esperan.
El problema de los gobiernos latinoamericanos no es el gobernante sino el sistema que lo sostiene. Si el sistema está viciado en toda su estructura, si el pueblo elige, pero esto no implica que gobierne; si la corrupción está institucionalizada, si la delincuencia ya es una inminencia gris, si hay castas que viven del Estado y solo se interesan en lo propio, bueno, esto hace que de repente aparezca alguien y trate de barrer con lo que no funciona, como es el caso de Javier Milei, que de momento se ha ido contra todo, sacudiendo hasta a la virgen de Luján.
Que funcione Milei o no, habrá que esperar (tendrá que crear un sistema). Lo que si está claro es que ha puesto en evidencia todos los desórdenes del Estado, las malas mañas que existen y las miopías frente a problemas crecientes (las permisiones para que crezcan), y que no son solo argentinos sino también del vecindario. Y como no solo denuncia, sino que actúa, es bueno que esto pase. Las situaciones graves requieren de tratamientos fuertes, de lo que se llama golpes de ariete. Y Milei, de momento, es un ariete buscando romper un muro. Y como todo es posible, también es posible que resulte siendo una película.
Acotación: De Milei sé que es de derecha, se parece a Margaret Thatcher, sigue a Friedrich Hayek, el economista austriaco, y es una especie de vermífugo político contra los parásitos. Lo eligieron los jóvenes, que hoy en día se la juegan toda para ver qué pasa. Ya sabemos, hay una generación del cansancio que reclama dirigentes que hagan despertar y no de los que se hacen los dormidos.