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Columnistas | PUBLICADO EL 31 octubre 2019

Sobre las finanzas de EPM

Por Jorge Barrientos Marín *jbarr.udea@gmail.com

Empresas Públicas de Medellín (EPM) es una empresa con una salud financiera envidiable; los resultados financieros, hasta el segundo trimestre de 2019, son bastante halagüeños, de hecho, en muchos aspectos mejores respecto al mismo trimestre de 2018. Los ingresos se incrementaron en 12 % (los costos y gastos solo 8 %), el margen Ebitda, el operacional y el neto, contra lo que pudiera esperarse, mejoraron. En el corto y mediano plazo la compañía no tiene riesgos financieros importantes, el choque externo que implicó un incremento dramático el tipo de cambio ha sido internalizado y absorbida por la gestión financiera de la compañía, y ayuda bastante el hecho de que 25 % de la deuda es interna, un 21 % es deuda externa en pesos y sólo el 54% es deuda externa en otras monedas. Desde este punto de vista la deuda total de EPM, que asciende a 22.1 billones de pesos, no es una preocupación, mientras tenga las coberturas adecuadas sobre el tipo de cambio –en lo personal no anticipo un choque sobre el dólar que lo ponga permanentemente por encima de los 3.500 pesos–.

Mientras los márgenes Ebitda, operacional y neto muestran un buen desempeño, como hasta ahora, la compañía no tiene riesgos en el mediano plazo; el peligro provendría de una iliquidez por cuenta de alguna contingencia asociada a sus proyectos de inversión. Específicamente Hidroituango, pero ese riesgo fue gestionado bastante bien por su junta directiva. En el largo plazo el único problema es que Hidroituango no genere la rentabilidad esperada, habida cuenta del tamaño de la inversión, pero el mercado eléctrico en Colombia es dinámico, la demanda de energía es creciente, los precios de generación no decrecen (y tengamos en cuenta que la generación de energía representa el 85 % de los ingresos del grupo, el 81 % del Ebitda y el 83 % de la utilidad neta), tampoco hay amenaza de El Niño a la vista y el cargo por confiabilidad le provee unos ingresos seguros para una compañía que, por lo general, tiene una buena cubertura contra la volatilidad de los precios en bolsa a través de contratos.

Desde luego EPM, como cualquier compañía en expansión, debe apalancarse con deuda en niveles razonables. Un primer indicador es la razón deuda-financiera/patrimonio, si es cercano a 1 como en el caso de EPM, significa que financia las operaciones de forma equitativa entre patrimonio y endeudamiento. Pero más importante aún es que su flujo operativo es robusto (según cifras del segundo trimestre de 2019) y aun suficientemente alto. De hecho, a pesar de que deuda y patrimonio son casi iguales, esto no está generando una alta presión sobre dichos flujos. Algo que podría ser preocupante es que los flujos de inversión puedan ejercer presión sobre la caja y la disponibilidad de recursos de corto plazo, pero esto no es resultado de las actividades de financiación.

En resumen, la deuda de EPM es manejable y hay que insistir en que Hidroituango no es ahora un problema. De hecho, el proyecto dejó de ser un riesgo para la empresa, la industria y el sector eléctrico del país.

* Economista, Ph.D, director del Departamento de Economía de la U. de Antioquia.

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