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Siquiera reformar el calendario

Este sufriente pero gozador país nuestro es el que más días de fiesta destaca en el almanaque, sin que se subraye por qué y para qué.

06 de noviembre de 2023
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  • Siquiera reformar el calendario

Por Juan José García Posada - juanjogp@une.net.co

A los lectores de esta columna les propongo una prueba para respuesta instantánea: ¿Qué estamos celebrando hoy lunes 6 de noviembre? ¿Y qué recordaremos el lunes 13 de noviembre? Apuesto a que muy pocos interpelados responderán de modo acertado de inmediato. Que hoy pasó a ser el Día de todos los santos, por el 2 de noviembre y que el lunes siguiente se conmemora la Independencia de Cartagena (y en qué consistió, además) está dispuesto en la famosa Ley Emiliani, aprobada como “Ley 51 por la cual se traslada el descanso remunerado de algunos festivos”. Aquello sucedió, por coincidencia, en la misma época en que se extinguía la enseñanza de la historia, apretada en la bolsa de las ciencias sociales, que en la actualidad se pretende restablecer.

En la memoria histórica sí quedó grabado el nombre del entonces senador costeño Raimundo Emiliani Román, figura muy sobresaliente del conservatismo. Lo que se mandó al sanalejo de los acontecimientos nacionales fue la referencia a los festivos que pasaron al lunes siguiente del original. Este sufriente pero gozador país nuestro es el que más días de fiesta destaca en el almanaque, sin que se subraye por qué y para qué. Una de las leyes más cortas y precisas de las montañas de normas aprobadas por el Congreso de la República fue determinante entonces para que en sus cuatro artículos y ocho párrafos pasaran al olvido momentos estelares o significativos del discurrir histórico. Toca hacer la consulta y preguntarle a la ilustre e ilustrada inteligencia artificial por qué hoy estamos disfrutando, o padeciendo, un nuevo puente.

Esta es la nación de los puentes. Puentes físicos famosos como el del Alambrado y el de la vía a los Llanos, o puentes festivos como los que, pienso “con todo respeto”, deberían tumbarse así como han ayudado a la caída de las recordaciones de sucesos históricos y jornadas religiosas memorables. Parece que este país aguantador y gocetas es el que ostenta el liderazgo entre los de la Ocde por incluir el mayor número de festivos, que son 18, mientras le siguen, según cuentan, Japón con 16 feriados, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Corea del Sur, con de a 15. Es probable que ese campeonato incida en el ranquin de la felicidad en el que figuramos en posición preeminente, así puedan contrariarse las evidencias.

Los resultados de la abundancia de puentes los han celebrado en la economía. Puedo ser un solitario que no los considere ni útiles ni festejables por muchos motivos y que nadie comparta mi propuesta de volver a la vieja asignación de festivos en el almanaque, al menos para que se retome la tradición de recordar el porqué de las celebraciones, como lo hizo en acertadísima decisión el Presidente de México, López Obrador, al defender la memoria de los hechos nacionales y poner las fechas en el orden lógico. El señor Petro se apuntaría, ahí sí, un triunfo, siquiera si le resultara una reforma, la del calendario.

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