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La degradación social aumenta cuando quienes nos mienten son cada vez más necios. Y eso es lo que está ocurriendo con la pandemia de Covid-19. Esta afirmación parece más evidente que nunca si tomamos como referencia la nefasta respuesta que la inmensa mayoría de países está dando ante la segunda oleada del virus. Dejando al margen al brasileño Bolsonaro, cuya estulticia no conoce límites, y a los negacionistas reconvertidos como Trump o el británico Johnson, desde China a Rusia, pasando por España, Italia, Francia, Alemania y hasta el último rincón del orbe, la clase política ha optado por no informarnos o desinformarnos abiertamente ante la que se nos viene encima. Que la clase política, con nulo consenso de comités de epidemiólogos independientes, nos tutele y nos trate como a críos ya es un insulto, pero que además nos engañe debería hacernos reflexionar.
Pongo como ejemplo lo ocurrido en España. Como el desgaste de la gestión de la pandemia desde marzo a junio para el Gobierno socialcomunista que dirige Pedro Sánchez ha sido mayúsculo, este decidió quitarse de en medio a las primeras de cambio. Sánchez se fue de vacaciones dejando a cada región al mando para, en caso de que la cosa fuera mal, llegar como salvador de la patria a volver a tutelarnos. “¿Veis como no sabéis caminar solitos? Menos mal que estoy yo para cogeros de las manitas...”. Con esa idea se propone ahora el Gobierno socialcomunista de España intervenir la gestión de la Comunidad de Madrid, incluida su capital, donde gobierna la derecha en coalición, algo que les provoca sarpullidos a Sánchez y sus socios totalitarios bolivarianos.
Pero como no han aprendido nada, vienen a salvarnos con la misma receta que en marzo: confinamientos a discreción. ¡Así gobierno yo, caballeros! Llevamos ya casi ocho meses lidiando con este virus y algunos no han hecho los deberes. Es el caso de Sánchez y de su equipo de ineptos. En vez de sacar al Ejército a las calles para rastrear supuestos contagios y ayudar a las policías a hacer cumplir las leyes que impiden los botellones y las reuniones masivas, se dedican a atacar al Rey y a desviar la atención centrando todo el problema en Madrid, cuando este verano en Cataluña estuvieron aún peor y no amenazaron con tomar el control. Pero claro, en Cataluña gobiernan los independentistas que tan necesarios le son y al Ejército no lo quiere ver ni desfilando el comunista (y, por tanto, totalitario) Pablo Iglesias, su socio del alma.
La irresponsabilidad de estos incompetentes es similar a la de otros gobernantes. En Reino Unido o Portugal aún no es obligatorio el uso de mascarillas por las calles y en Francia, y toda Europa en general, hay orden de que los medios no estén todo el día hablando de la evolución del virus. ¿Se han dado cuenta de que ya nadie informa de cómo se comporta el bicho, de sus mutaciones e incidencia por grupos de edad? Ningún país cuenta con un comité de expertos real, con nombres y apellidos, en el que se incluyan figuras médicas destacadas.
La mayoría de gobernantes solo tiene una solución ante la segunda acometida: encerrarnos otra vez. Yo mismo defendí esa solución en la primera ola, cuando apenas conocíamos al virus, pero hoy no es admisible. Y si no se les ocurre otra cosa, váyanse ustedes a encerrarse en casa y convoquen elecciones. A ver si somos capaces de reaccionar nosotros.