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Columnistas | PUBLICADO EL 02 enero 2022

Se vale llorar

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  • Se vale llorar
Por Elbacé Restrepoelbaceciliarestrepo@yahoo.com

¿Es usted de esos mañés, tontos y pendejos que llora despidiendo el año viejo? Yo sí. A lo largo de mis almanaques me he bañado en lágrimas muchas veces. Casi siempre me ataca la nostalgia por alguien muy querido que murió ese año, y 2021 sí que fue eficaz rompiéndonos el corazón por esta causa. También en esa fecha he llorado por despecho, por la satisfacción de haber cerrado un año particularmente difícil, por haber superado una situación adversa, por haber hecho realidad el sueño que parecía imposible, y así... motivos nunca faltan.

Pero no es apenas el 31. A los seres humanos llorar nos vino incorporado en el ADN. Solo que algunos se tragan sus lágrimas, porque creen que llorar es signo de debilidad. ¡Mentiras! Para estudiosos del llanto, como el psiquiatra británico Henry Maudsley, “el dolor que no se alivia con lágrimas puede hacer que otros órganos lloren”. De hecho, expertos del área de la salud consideran que reprimir las emociones y suprimir el llanto puede poner en peligro la salud física y mental. Llorar no soluciona ningún problema, pero ayuda a lidiar con las emociones y a alivianar el peso que nos ponen entre pecho y espalda.

Lloramos por miedo, por rabia o por impotencia ante una injusticia. Por dolor físico, por tristeza, por una frustración atorada en la garganta. Y a veces también lloramos de la risa, ¡esa sí que es buena!

En los últimos tiempos, como consecuencia de que las enfermedades mentales han perdido la condición de tabú y ya no se habla de ellas en voz baja, llorar ha dejado de ser algo mal visto y se ha convertido en una recomendación que no necesita permiso de nadie, tan importante como tomar agua o caminar. Los japoneses, que saben cositas, se lo toman tan en serio que han creado lugares llamados “rui-katsu” (que significa “buscar lágrimas”), una especie de clubes de llanto donde las personas participan en fiestas de sollozos para hacer catarsis. No suena muy tentador, la verdad, porque si ver a una persona llorando en la calle es un tanto perturbador, no me imagino por docenas. Pero cada quien elige cómo se siente mejor a la hora de llorar: si en combo con desconocidos, si en un grupo de apoyo cercano o solo, debajo de las cobijas y tapado con la almohada.

Un recorderis de algo muy trillado que olvidamos con frecuencia: También está revaluado que llorar, como respuesta emocional natural ante ciertos sentimientos, es una función exclusivamente femenina. Que los hombres no lloran es una mentira para olvidar. No obstante, la biología explica que la testosterona puede inhibir el llanto, mientras que la prolactina (con niveles más altos en las mujeres) puede promoverlo. De ahí que las mujeres podemos llorar más, pero no significa que los hombres no lo hagan.

El llanto es sanador cuando no obedece a una pataleta manipuladora. Llorar cuando tenemos el corazón en pedazos equilibra el alma y es una manera, a veces necesaria, de honrar nuestra sensibilidad y nuestras necesidades emocionales.

Se vale llorar, incluso sobre la leche derramada. Confirmo

Elbacé Restrepo

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