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Columnistas | PUBLICADO EL 10 agosto 2021

Se extingue la familia tradicional

Por maría clara ospinaredaccion@elcolombiano.com.co

La familia tradicional, conformada por padre, madre e hijos, donde las jerarquías, deberes y derechos son claros y cada uno tiene una posición reconocida y aceptada en la estructura familiar, está casi extinta.

En las familias actuales, donde juegan un papel importante los padres divorciados que aportan sus hijos a nuevas familias, donde los hijos tienen que respetar como padre o madre a los nuevos compañeros sentimentales de sus progenitores y como hermanos a los hijos de estos, donde unos días el hogar es en una casa y otros el hogar es en otra, las cosas se han complicado. ¿A quién respetar, en quién confiar, quién nos ama? Son preguntas que se hacen los niños, sometidos a constantes cambios y tensiones difíciles de entender. Tampoco es fácil la cuestión de las parejas del mismo sexo y sus hijos, algunos nacidos de “ vientres de alquiler”.

Es un nuevo mundo con otras estructuras familiares que, naturalmente, trae problemas. Sin embargo, quizás el conflicto más difícil de enfrentar es el distanciamiento que está ocurriendo entre los padres y sus hijos adultos. Las generaciones de las últimas décadas, especialmente en los países más desarrollados, no sienten el mismo respeto por sus padres que las anteriores. Hoy los hijos adultos se sienten más empoderados y capaces que sus progenitores; por lo tanto, se han convertido en sus críticos y no quieren sus consejos, ni, lo que ellos consideran, la interferencia en sus vidas. Esta nueva tendencia está siendo analizada y discutida, con preocupación, por sociólogos y psicólogos.

Joshua Coleman en su libro “Reglas de distanciamiento. Por qué los hijos cortan con sus padres y cómo sanar la relación”, escribe que, en una sociedad tan individualista como la presente, las reglas de las relaciones interfamiliares han cambiado. Antes había un acuerdo tácito, pero aceptado, sobre el papel que padres e hijos tenían en una familia: cuáles eran sus deberes y cuáles sus obligaciones. Hoy, este acuerdo es rechazado por unas generaciones indiferentes a ciertos valores y profundamente egocéntricas.

Los hijos viven vidas gobernadas por la tecnología, las redes sociales, el consumo desbocado y sus profesiones. No les interesa formar parte de esa “gran” familia, que incluye a sus abuelos, tíos, primos y sobrinos y rechazan las reuniones familiares. Saben que quizá sus padres vivirán hasta los cien años, o más, y serán una pesada carga.

Esto causa mucho dolor a los mayores, quienes se sienten abandonados y maltratados, y a los hijos, que se sienten amarrados a una relación que los constriñe. La familia tradicional se está extinguiendo, parece ser una tendencia irreversible. Algo realmente dramático en un mundo donde cada día estamos más solos

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