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Columnistas | PUBLICADO EL 02 diciembre 2020

Resignificar la Navidad

PorCarmen Elena Villa

Sabremos que esta será una Navidad diferente. Las aglomeraciones en las tiendas, las fiestas multitudinarias, la familia extendida reunida serán cambiadas por celebraciones más íntimas y quizás menos bullosas. Con eso me pregunto. ¿Tendría que ser una Navidad menos significativa y alegre por eso? Más bien creo que esta puede ser una oportunidad para resignificar la Navidad y ver que, al celebrarse el nacimiento del Niño Jesús, podemos aprender lo que él vino a enseñarnos con su palabra y ejemplo. Por ello quiero escribir una serie de recomendaciones que nos permitan vivir un tiempo de Adviento y Navidad llenos de sentido:

Busca hacer algún servicio silencioso a alguien que viva contigo. (Prepararle algo rico, ayudarle a ordenar sus cosas etc.).

Piensa si puedes ayudar con alguna campaña solidaria de Navidad que se promueva en alguna empresa, fundación o iglesia. También puedes idear una campaña sencilla en tu familia para dar un regalo o cena de Navidad a una familia que lo necesite.

Llama a alguna persona anciana cercana a ti que haya estado sola y triste y que por la situación sanitaria se haya privado de ver a sus seres queridos. Pregúntale cómo está y preocúpate por él.

Si alguno de tus amigos o familiares han discutido o se han distanciado, busca dialogar con ellos, invítalos a que se reconcilien.

Reza una oración por las personas que fallecieron este año. Si tienes algún conocido, piensa en esa persona, en los recuerdos que te deja, en lo que aprendiste de él.

Detente a evaluar cómo ha sido este año en tu vida. Piensa en el tiempo de cuarentena y haz una lista de las cosas que aprendiste y descubriste de ti mismo.

Ponte en contacto con alguna persona con la que hayas tenido algún roce en el pasado, pregúntale cómo está y cómo ha enfrentado este año difícil. Busca sanar los dolores que te haya causado este conflicto.

Piensa en alguien que conozcas que haya perdido un familiar o amigo recientemente, pregúntale cómo está.

Busca no quejarte de nada. Agradece lo bueno que tienes y comparte esta alegría con alguien.

Haz una lista de las personas que consideras héroes en este año de pandemia: algún médico, alguien que se sacrificó por un ser querido, unos padres de familia que aprendieron a integrar su trabajo con los deberes familiares, etc. Reflexiona en qué te enseñan estas personas y pídele a Dios que les siga dando fortaleza.

Revisa tu clóset y selecciona la ropa y cosas que uses poco o no uses (y si quieres, también algo que te guste mucho y de lo que quieras desprenderte) y regálalo a algún bazar, obra de caridad o a alguna persona necesitada.

Dile algo positivo a alguien con quien compartes en tu vida cotidiana.

Huye de la pereza. Levántate tan pronto suene el despertador. Si alguien te pide un favor, hazlo alegremente (a menos que no esté dentro de tus posibilidades).

Estos son pues detalles que pueden hacer de este tiempo una ocasión para crecer interiormente y para seguir el ejemplo de Jesús el protagonista de esta fiesta. Quizás así tendremos una Navidad más espiritual y menos consumista. Una Navidad en la que aprendamos con pequeñas acciones, a ser mejores personas.

Si quiere más información:

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