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Columnistas | PUBLICADO EL 11 junio 2021

Reformas en la Fuerza Pública

Por Henry Medinamedina.henry@gmail.com

La semana pasada el gobierno nacional dio a conocer las bases para las proyectadas reformas en la estructura del Ministerio de Defensa y, fundamentalmente, en la Policía Nacional. Evidentemente, la modernización institucional es una necesidad sentida por la sociedad colombiana que ojalá sea satisfecha mediante acertados procedimientos en el Legislativo y en el Ejecutivo.

El proyecto de ley será presentado a consideración del Congreso de la República el 20 de julio, cuando inicien las sesiones ordinarias de ese organismo. De otra parte, tendremos el decreto presidencial, con todas las expectativas que ello genera, en momentos en que buena parte de la sociedad mira con recelo toda acción gubernamental.

No hay duda sobre la necesidad de modernizar la visión, las políticas y los procedimientos en materia de seguridad y defensa; pero falta claridad en las motivaciones reales que guían tal decisión en momentos de fuerte protesta social, acompañada de acciones delictivas con afectaciones en la economía productiva y el orden público en general. Ojalá esta no sea una estrategia más de distracción, frente a la necesidad de resolver las causas de los problemas que consumen al país en uno de sus peores momentos del presente siglo.

Algunos aspectos de lo anunciado por el presidente, el ministro de Defensa y el director de la Policía merecen ser comentados en una primera aproximación a su análisis.

Modificar el nombre de “Ministerio de Defensa Nacional” para agregarle “y seguridad ciudadana” es una acción inocua. Desde hace décadas se ha sugerido el nombre de “Ministerio de Seguridad y Defensa Nacionales”, más comprehensivo de su función, entendiendo que la defensa es un imperativo de la seguridad, a la vez que las seguridades pública, ciudadana y humana, son aspectos o componentes de la seguridad nacional.

La creación del Viceministerio de Políticas de Defensa y Seguridad Ciudadana se hace para reafirmar la dependencia de la Policía del Ministerio de Defensa y hacerla más cercana al ministro, pero crea colisiones y cruce de funciones con los viceministerios actuales (Viceministerio para la Estrategia y Planeación; Viceministerio para las Políticas y Asuntos Internacionales y Viceministerio del Grupo Social y Empresarial del Sector Defensa, GSED). Recuerdo que durante el gobierno del presidente Andrés Pastrana no existían viceministerios, y la Secretaría General, a mi cargo, cumplía tales funciones. En poco tiempo pasamos de cero a cuatro viceministerios y de 470 a más de 3.300 personas en el gabinete. Lo anterior no solo es burocratización de la estructura, sino debilitamiento de las Fuerzas para fortalecer el poder sin conocimiento en la cúspide.

Buscar la modernización de la Policía y su transformación integral para darle una nueva imagen y mayor sintonía con los ciudadanos es tarea indispensable, al igual que establecer un nuevo modelo de vigilancia y revisar el estatuto disciplinario; pero todo ello debe hacerse, como trabajo de filigrana, con la participación y anuencia del mando policial y militar. Igualmente, es acertada la propuesta de crear una comisión que escuche a la ciudadanía y la haga partícipe del proceso de transformación, para lograr una Policía más cercana, querida y respetada por el ciudadano. Deseable, pero complejo.

En todo caso, conviene avanzar con cautela y rigor técnico, más allá del vaivén de la actual coyuntura, pues equivocarse en una reforma militar y policial es bastante más grave que equivocarse en una reforma tributaria

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