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Columnistas | PUBLICADO EL 26 marzo 2023

Quiero a Medellín

Yo no había nacido aún cuando Arnau lanzó su canción a finales de los 80, pero fue tan pegajosa y exitosa que por algún motivo hago parte de los muchos paisas que la pueden tararear.

  • Quiero a Medellín
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Por David González Escobar - davidgonzalesescobar@gmail.com

Debo confesar que hasta esta semana no sabía que el publicista Michel Arnau - quien lamentablemente falleció el pasado miércoles - era la mente maestra detrás de la campaña “Quiero a Medellín”.

“El lugar donde nací y con mis amigos crecí...”

Yo no había nacido aún cuando Arnau lanzó su canción a finales de los 80, pero fue tan pegajosa y exitosa que por algún motivo hago parte de los muchos paisas que la pueden tararear. Apenas me enteré de la noticia decidí revivir los recuerdos que tenía sobre el comercial original de la fundación “Amor por Medellín” en Youtube, donde al ver que en el video se mostraba al aeropuerto José María Córdova como una novedad sentí encima el peso del pasar del tiempo: los finales de los 80 fueron hace ya casi 40 años.

“Medellín crece contigo, su progreso es para todos...”

Cuando César Gaviria fue elegido presidente en 1990, uno de sus primeros actos fue crear la Consejería Presidencial para Medellín. La profunda crisis social y de violencia que atravesaba la ciudad era un problema de carácter nacional, por no decir mundial: la Medellín de Pablo Escobar y sus sicarios era noticia por todo mal habido y por haber. En el 91, la tasa de homicidios de Medellín fue de 381 por cada 100.000 habitantes. El año pasado, Colima, Zamora, Zacatecas y Ciudad Obregón en México - las ciudades más violentas del mundo – llegaban a la mitad de lo que fuimos: no superaron una tasa de 200 homicidios por cada 100.000 personas. El abismo de violencia y desesperanza en el que cayó la ciudad fue macabro.

“Ama a Colombia, cree en Antioquia, nuestro futuro será mejor...”

Creerle a Medellín hace 30 años no era una labor sencilla. Y aún así, hubo muchas personas, fundaciones y empresas que decidieron quedarse y luchar por esta ciudad, sin importar los riesgos que aquello implicaba. No todos lograron sobrevivirla, por trágico que suene.

Por esto, aunque no lo conocía, le dedico esta columna a Michel Arnau, por haber hecho parte de quienes decidieron apostarle a esta ciudad cuando pocos lo hacían. Por el trabajo de personas como él es que Medellín logró llegar a donde está hoy en día.

“Depende también de ti, darle amor a Medellín...”

Un Milagro a Medias (Half a Miracle), así tituló Francis Fukuyama un artículo para Foreign Policy donde relataba sus impresiones tras haber visitado la transformación que había vivido Medellín en las décadas posteriores a los días más oscuros del narcotráfico. El célebre escritor no pudo dejar de resaltar la “revolución política”, inversión social y planeación urbana que habían ayudado a darle la vuelta a la historia de Medellín.

Sin embargo, también fue explícito en hablar de todo el camino que quedaba por recorrer frente a la prevalencia de estructuras criminales y demás problemas de la ciudad. “La lección más difícil aquí es que no hay soluciones rápidas en una guerra contra las drogas, y que dos pasos adelante a menudo son seguidos por un paso hacia atrás.”

En estos momentos que la ciudad divaga entre quienes niegan tajantemente su progreso y quienes afirman que ya todo fue resuelto, revivir historias como las de Arnau son buenas para dar un justo reconocimiento a todo lo que se ha logrado, pero al mismo tiempo pensar en todo lo que falta: “darle amor a Medellín.”

“¡Quiero a Medellín!”

David González Escobar

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