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Por José Javier Arango M.
La cumbre COP26 que se está desarrollando en Glasgow da para muchos informes, artículos de prensa, columnas y textos en general. Qué va a salir de ahí, todavía está por verse, pero las noticias que leemos invitan a pensar desde la individualidad cómo participar, desde el día a día, en la solución del problema que hemos creado.
Porque aparte de los compromisos entre naciones, se requiere una acción local y constante, un trabajo casi de hormigas, a escala humana, que proporcionalmente y desde la cotidianidad contribuya a salvar el planeta. Nuestra única casa. Vale la pena hacerse esta pregunta: ¿cómo puedo yo, desde el lugar que habito y con las costumbres que practico, contaminar menos? La respuesta no reside únicamente en el reciclaje de papel, vidrio y plástico. Puedo caminar más, comprar productos locales, reutilizar objetos que consideraba desechables, gastar menos agua, etc.
Conviene de vez en cuando hacer un ejercicio de autorreflexión y proponerse colaborar un poco más. Porque el problema ya no es de las futuras generaciones, sino nuestro