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Columnistas | PUBLICADO EL 11 noviembre 2021

Preparémonos...

Por Agostinho J. Almeida@Agos_Almeida

Daniel Quintero ganó las elecciones para la Alcaldía de Medellín, convirtiéndose en el alcalde más votado en la historia de la ciudad: de un total de un poco más de 1,6 millones de personas habilitadas para votar, 786 mil votos fueron considerados válidos y de esos el alcalde obtuvo 303 mil votos (38,5 %). Es decir, una declaración de un porcentaje representativo de la ciudad. Ganó, desde su candidatura independiente, una opción que parecía prometer un liderazgo diferente para la ciudad (y no, no voté por él; pero reconozco que sí parecía representar algo diferente... y, al parecer, no estaba tan lejos de la verdad).

Pero la insatisfacción general de la ciudadanía ha venido creciendo, llevando a la activación de la tan hablada revocatoria del mandato. Esta semana el comité de la revocatoria —Pacto por Medellín— entregó el número de firmas supuestamente necesarias para dar secuencia a este proceso. ¿Cuáles son los próximos pasos y tiempos? Según la Registraduría (www.registraduria.gov.co/), en los primeros 45 días calendario se debe primero certificar que de las 305 mil firmas entregadas (2 mil más que el número de los votos con los cuales el alcalde ganó en 2019) hay al menos 30 % de los votos obtenidos por el mandatario al momento de su elección. En el caso afirmativo —y los números parecen apuntar a que sí—, se enviará esa certificación a la autoridad correspondiente, que decidirá hasta 8 días después si hay o no lugar a la votación para revocar al mandatario. Para que esta votación sea válida i) se debe lograr un umbral mínimo de sufragios (al menos el 40 % de la votación total válida en 2019; es decir, unos 315 mil votos) y ii) que la mitad más uno de los ciudadanos que participen en esta votación elijan revocar al mandatario.

En el caso de que la ciudadanía decida, en este acto democrático, revocar al mandatario, la Registraduría debe comunicarse con la autoridad correspondiente para que se proceda con la remoción del alcalde del cargo, seguida del nombramiento de un(a) encargado(a). En todo caso, la posible revocatoria debe darse en un periodo menor a dos meses, contados a partir de la certificación expedida por la Registraduría. Y, luego, vienen nuevas elecciones para la Alcaldía de Medellín.

Al parecer, todo esto podría pasar en 2022. Es decir, en el mismo año de las elecciones presidenciales... Confieso que no me queda claro: ¿podría haber elecciones presidenciales y para la Alcaldía de Medellín en simultáneo? ¿Y será que debería? Si juntamos a esto lo que ha venido pasando a nivel de gestión de empresas públicas, concejales, ataques en redes, acusaciones de corrupción y traición, covid-19, cambio climático, problemas sociales, etc., están los ingredientes para tener en 2022 una de las silly seasons (expresión anglosajona utilizada para caracterizar un período marcado por actividades o comportamientos frívolos, extravagantes o ilógicos) más largas y problemáticas de los últimos años. Preparémonos... y recordemos que Colombia todavía es un Estado Social de Derecho y un país democrático: en estas próximas elecciones (las que sean) tenemos la oportunidad y el deber de votar a conciencia 

Agostinho J. Almeida

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